Por Alfredo Gutiérrez

El gobierno federal ha acusado y llevará a juicio a un voluntario para la organización “No More Deaths”, Scott Warren, acusado del delito de proporcionar alimentos, agua y ropa limpia a dos inmigrantes que entraron a los Estados Unidos cruzando el desierto,  en el sur de Arizona. Si es condenado Warren podría pasar 20 años en prisión.

Para salvar vidas, la organización humanitaria “No More Deaths”, deja alimentos y agua a lo largo de las rutas que los migrantes cruzan sin documentos en la frontera. El plan cruel para obligar a que migrantes tomen las rutas desérticas más difíciles arriesgando sus vidas y corriendo el riesgo de morir, fue inventado por la administración de Bill Clinton en 1994. Cada administración desde entonces sólo ha embellecido este plan. Trump lo ha catapultado a un nivel de crueldad medieval.

El plan de Clinton se titulaba “Prevention Through Deterrence” y era diabólicamente sencillo. La patrulla fronteriza concentraba sus fuerzas en los centros urbanos más cruzados, San Diego, Nogales y El Paso por ejemplo y  así  obligaban a los migrantes a tomar las rutas más difíciles.

El plan contemplaba desde el principio “forzar el tráfico ilegal a un terreno más hostil”; el plan decía, además, que “los participantes ilegales que cruzan a través de extensiones remotas deshabitadas a lo largo de la frontera pueden encontrarse en peligro mortal”.

La idea era que los migrantes ya conociendo el peligro simplemente no cruzaran. En 1997 en un informe al Congreso, la Patrulla Fronteriza presentó el plan.

Una sección se tituló “indicadores para medir la efectividad” entre los cuales se enumeran  “muertes de indocumentados que intentan entrar”.  La muerte no era accidental. Era el objetivo.

Sólo alguien profundamente ignorante de la voluntad del espíritu humano para sobrevivir o del deseo de una madre de proveer una vida mejor a sus hijos podría haber soñado tal plan.

Los migrantes predeciblemente empezaron a cruzar por las rutas más hostiles y la muerte siguió. El periódico, el Arizona Daily Star, investigó muertes en el desierto entre 2001 y 2010 y encontró mil 750 muertes solamente en el desierto al sur de Tucson.

El verdadero número nunca sera conocido ¿Cuántos fueron devastados por los animales del desierto y sus bocetos dispersos en un arroyo; cuántos han sido cubiertos por la arena del desierto; cuántos se han convertido en polvo y cuántos están allí esperando a ser encontrados? Nunca lo sabremos.

Organizaciones como “No Más Muertes”, surgieron en respuesta a la indiferencia de la vida por las sucesivas administraciones, Clinton, Bush, Obama y ahora Trump. Scott Warren está acusado del crimen de ayudar a seres humanos que estaban hambrientos, sedientos y sin hogar.  Un acto que,  vale la pena decirlo, la misma Biblia describe en Mateo 25:35 “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recogisteis”

Es irónico que Trump, que goza el apoyo febril de cristianos evangélicos y cuyo vicepresidente, Mike Pence, un cristiano devoto evangélico que en un discurso reciente dijo “…y te prometo: siempre nos levantaremos por el derecho de los estadounidenses a vivir, a aprender y a adorar a Dios según los dictados de su conciencia” . La pregunta es: ¿Enviaría a un hombre a prisión por 20 años por seguir los dictados de su conciencia? 

Es una flagrante hipocresía que Trump continúe con su persecución de No More Deaths y Scott Warren. Si proceden a hacerlo, la piedad con la que se visten se revelará como una mentira. Criminalizar la ayuda humanitaria en el desierto es erróneo. El enjuiciamiento de Scott Warren debe cesar y todos los cargos en su contra deben ser retirados.