Entre tu y yo juntos sumamos 200 libras. Tu contribuyes unas 12 onzas y yo el resto. Luego se suman tres fibromas que por ahora aunque siguen creciendo no molestan, solo ocupan un poco mi mente y la del ginecólogo.
Desde hace años que no me peso y ahora la curiosidad de saber si mi embarazo contigo va progresaåndo bien me llevo a ver cuántas libras (o kilitos he ganado en 5 meses). Descubrí que había empezado ya en unas 189 libras es decir que ya he ganado como unas 11. Por lo que he leído en algunas publicaciones sobre el embarazo cuanto peso gana una mujer depende de su complexión y peso original. La definición de lo que es saludable varia de mujer a mujer.
Tu futura mamá creció en una cultura sudamericana en la que mostrar la panza y los rollitos (lonjas como le dicen en México, guata en alguna otra parte) siempre fue desdeñado. Así que crecí aprendiendo a ocultar mi panza aún cuando, si bien no tenía abdominales marcados, la grasa era inexistente.
El concepto de ponerme una camiseta ajustada y que se me saliera la gordurita por arriba (el llamado muffin top como le dicen en inglés) era inconcebible. También crecí escuchando de mujeres a mi alrededor los “estragos” y estrías que deja un embarazo en el cuerpo. Por eso crecí inconscientemente con un cierto temor al proceso de convertirme en tu mamá.
Irónicamente, siempre me han atraído las panzas y los ombligos. Siempre me han parecido una parte vulnerable y tierna del cuerpo.
Durante el transcurso de mis 41 años sobre la tierra, he pesado todo tipo de libras, pocas y muchas. Y siempre les he dado más peso para definir mi autoestima del que deberían tener. Desde 121 libras (55 kilos) después de ponerme a dieta a mis 14 años hasta estas primeras y felices 200 libras.
En el país de tu futura mamá, Uruguay, pese a haber sido una niña delgada porque ahora lo veo en las fotos, siempre se me comparó con personas aún más delgadas que yo, que eran naturalmente delgadas. A la hora de comprar cualquier tipo de ropa, aún con 121 libras, ningún vestido alcanzaba a atravesar mis marcadas caderas.
Es así que ya viviendo por décadas en Estados Unidos antes de viajar a visitar a mi familia muchas veces me he puesto a dieta para evitar los comentarios, que con el paso del tiempo cada vez comenzaron a ser menos. De alguna forma culturalmente se comparaba el hecho de tener algunos kilos de más con la salud, y la verdad no siempre es así.
Pienso mucho en eso, ahora más que nunca, mientras me como un plato con arroz integral y vegetales saltados: brócoli, zapallos, zanahorias, y calabaza. Y sobre todo porque en mi dieta el azúcar, los fritos, y el pan están prácticamente erradicados. Con nuestros 200 kilitos llevamos un embarazo saludable.
Desde que llegaste hablo muy a menudo de mi panza, y le hablo, la miro y la acaricio porque tu estás ahí adentro. Toda la ropa que antes no quería ponerme porque marcaba mis rollitos ahora es la que me pongo todos los días, porque llevarte dentro me llena de inmensa alegría y aceptarme tal y cuál como soy y cómo me moldea la naturaleza significa que seré tu mamá. Y una vez que lo sea no volveré a ocultar todo lo que soy, con panza y todo.
Valeria Fernández es una periodista independiente oriunda del mar de Uruguay, pero radicada en el desierto de Arizona desde hace 20 años. Para ella el periodismo es una forma de dedicarse a vivir.