Mi madre nació ahogada. Mi abuela tuvo un parto natural muy complicado, tenía el cordón umbilical corto, el trabajo de parto se prolongó demasiado. Con 41 años de vida solo se me ocurrió preguntarle sobre esto ahora que estoy embarazada por primera vez. Y hasta el tono con el que me lo dijo me sobrecogió un poco el alma. Me dolió. Me imaginaba a ese bebé pequeñito luchando por sobrevivir, llegando al mundo de una forma violenta.

La conversación empezó porque la semana pasada nos fuimos juntas de vacaciones a un lugar cerca de la playa donde se puede caminar sin sofocarse como en nuestra querida Arizona, que nos tiene con temperaturas de 112° Fahrenheit este verano (para los que miden con Celsius unos 41°). Yo llevo 22 semanas de embarazo y quería tener una rutina de caminar diaria, por eso pensé que estar cerca del mar sería bueno. También estar cerca de mi madre me haría bien, dejarme mimar un poco y reflexionar en que por primera vez en la vida las dos llevaríamos el mismo título: mamá.

Mi madre siempre me había mencionado que mi nacimiento fue difícil, que casi pensó que se moría, que le dieron demasiada anestesia general, que le costó despertarse. Pero yo no sabía que ella al igual que mi abuela habían tenido un cordón umbilical corto, y esa fue la razón par la que yo nací por cesárea. Un cordón umbilical corto puede causar complicaciones a la hora de que el bebé baje por el canal de parto.

Es increíble que tenemos a personas tan cercanas a nosotros y no les hacemos esas preguntas hasta que nos toca pasar por la misma experiencia, tenemos a nuestros seres queridos tan cerca que vivimos al día y para bien o para mal no pensamos en el pasado que moldeó a esas personas.

Lo cierto es que mi mamá tenía apenas 19 años cuando yo nací (la hija mayor), y yo ahora tengo casi el doble de su edad. En ese entonces no había internet para consultar cualquier pregunta hasta la más simple, y quizás entre las madres y las hijas no se hablaban tanto o con tanta apertura. Había una especie de desconocimiento que también tranquilizaba, a veces el exceso de información y opciones confunde y atemoriza.

En estos días de vacaciones finalmente entendí que no hay libro sobre embarazos, ni doctor, ni google que se pueda comparar con la sabiduría que nos heredan las mujeres en nuestras vidas, sean abuelas, madres, tías, hermanas o amigas que nos da la vida. Y pude ver a mi madre desde el principio al fin, como esa bebé vulnerable que vino al mundo en un respiro retrasado, y como la mujer que se jugó la vida por traerme al mundo.

Valeria Fernández es una periodista independiente oriunda del mar de Uruguay, pero radicada en el desierto de Arizona desde hace 20 años. Para ella el periodismo es una forma de dedicarse a  vivir.