No era uno, tampoco eran dos, más de 6 tumores invadían el cuerpo de Isolde. Así lo revelaba un estudio médico: El tumor más pequeño medía 3 centímetros, el más grande 15; el cáncer de piel llamado melanoma ya estaba en etapa terminal y le daban 3 meses de vida.
La tomografía mostraba una lesión en la parte superior del tórax, en la glándula mamaria izquierda, en la axila y la pared abdominal.
“Los tumores que yo tenía no eran operables. Ni la quimioterapia, ni la radiación podían ser opción, porque son paliativos, porque el melanoma es muy agresivo y no reacciona. Ya no había prácticamente nada que hacer”, dice Isolde.
Miguel Ángel Álvarez Avitia, oncólogo médico del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), explica que muchas de estas neoplasias crecen en sitios donde generan pocos síntomas.
“Un tumor de 4 milímetros tiene la capacidad de diseminarse a donde quiera, así de agresivo es el melanoma”, dice Álvarez.
La última esperanza para Isolde estaba puesta en un tratamiento llamado inmunoterapia y fue creado por los investigadores James P. Allison y el japonés Tasuku Honjo, quienes en 2018 fueron reconocidos con el premio Nobel de Medicina por demostrar su eficiencia contra algunos tipos de cáncer.
“La inmunoterapia específicamente es un tratamiento que no es dirigido al tumor, sino que hacemos despertar al sistema inmunológico para reconocer a un tumor que se desarrolló escondiéndose del sistema inmune para que ataque y destruya al tumor”, señala Carlos Barrios, oncólogo clínico del Latinamerican Cooperative Oncology Group.
A diferencia de la quimioterapia, la inmunoterapia no ataca células buenas y malas, sino que es el propio sistema inmune del paciente el que combate el cáncer, lo que genera múltiples beneficios.
“Menos del 1 por ciento de los pacientes con este tipo de terapias tienen una toxicidad grave y entonces te das cuenta que es incluso mejor tolerado que con la quimioterapia, que teníamos 50 años trabajando”, dice Miguel Ángel Álvarez Avitia, oncólogo médico del INCAN.
Hace 2 años, Isolde recibió 35 sesiones de inmunoterapia aplicada vía intravenosa y a los 6 meses yo ya no presentaba ningún tumor, se fueron disolviendo y desapareciendo.
El alto costo de la inmunoterapia es uno de los principales obstáculos para acceder al tratamiento, ya que puede alcanzar 180 mil pesos al mes, sin embargo, en México existen alternativas.
Carlos Barrios, oncólogo clínico en Brasil, señala que es necesario hacer disponibles alternativas de investigación clínica para pacientes con cáncer en América Latina.