Un enfrentamiento entre miembros de la Guardia Nacional y criminales, entre los que se encontraba Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, desató el terror este jueves en las calles de Culiacán, al norte de México, durante horas. La incertidumbre y el caos se apoderaron de la capital de Sinaloa y se extendió por todo el país en la medida en que las imágenes de las balaceras, con armas de gran calibre, se propagaron por las redes sociales. En un primer momento se informó de la detención de un hijo de El Chapo y horas después trascendió su liberación para que los enfrentamientos no fueran a mayores. El presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, ha defendido la decisión de liberar al narcotraficante que tomó su gabinete de seguridad para frenar los ataques del crimen organizado. “No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de unas personas”, ha dicho durante su conferencia matutina.

La confusión sobre lo que sucedió es total. En las primeras hor

as la versión oficial, divulgada por el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, fue que unos 30 miembros de la Guardia Nacional realizaban un patrullaje de rutina en el distrito de Tres Ríos, en Culiacán, cuando, en torno a las 14.45 hora local (20.30, hora peninsular española) fueron agredidos desde una vivienda. Los militares, siempre según la versión de Durazo, repelieron el ataque y tomaron el control de la casa. Dentro había cuatro personas. “Se identificó a uno como Ovidio Guzmán”, aseguró. Por la mañana, el secretario [ministro] de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, corrigió a Durazo y reconoció que se trató de un operativo “fallido, deficiente e improvisado” para detener al narcotraficante. Antes de publicarse el mensaje del secretario, comenzó a circular una foto de Guzmán presuntamente después de su arresto.