Dawna Ray Langford, de 43 años, y sus hijos Trevor, de 11, y Rogan, de 2, murieron durante el ataque en los límites de Chihuahua y Sonora. Durante su funeral, David Langford recordó a su esposa e hijos, quienes, dijo, “fueron asesinados de manera brutal”.

Aseguró que su esposa fue una heroína por decirles a sus hijos que se escondieran mientras su vehículo era incendiado en la emboscada ocurrida el lunes.

“Me resulta difícil perdonar”, comentó. “Generalmente soy un hombre misericordioso, pero este tipo de atrocidad no tiene cabida en una comunidad civilizada”. “Mis hijos fueron asesinados de manera brutal, brutal”, “y mi amada esposa”, dijo frente a los ataúdes que fueron colocados bajo carpas en la comunidad de La Mora, donde viven 300 habitantes.

​“Dios se encargará de los malvados”, dijo Jay Ray, el padre de Dawna.

La hermana menor de Dawna Ray, Amber, de 34 años, dijo que era una madre devota de sus 13 hijos y ama de casa que le encantaba reír y hornear los mejores pasteles de cumpleaños.

Agricultores y adolescentes cargaron los ataúdes. Los familiares y miembros de la comunidad pasaron al lado de éstos para darles el último adiós.

Los miembros de la comunidad -muchos de los cuales tienen doble nacionalidad: estadunidense y mexicana- tallaron los ataúdes a mano y utilizaron palas para cavar una sola tumba de gran tamaño para los tres féretros en el terreno rocoso del pequeño cementerio de La Mora.