SACAR LA VOZ

Valeria Fernández

Periodista

@valfernandez

vestebes@gmail.com

No hay un solo camino correcto para convertirse en madre. Ni una forma perfecta de tomar decisiones. En estas 38 semanas y un par de días a veces he decido callar sobre mis opiniones o decisiones en este embarazo para ahorrarme tener que escuchar los comentarios o juicios de los demás.

Y en muchos casos esos “demás” son otras mujeres. En lo personal esta experiencia me ha ayudado a respectar y darle espacio a las distintas formas de expresarse que tiene cada mujer. Cuando alguna amiga embarazada me pregunta algo, respiro, comparto mi experiencia, les digo lo que he leído al respecto y aclaro esa fue mi decisión, tu puedes tomar la tuya, sea cual sea.

Si fulana decidió planificar una cesaría porque así lo prefería, o si sultana cambió de opinión a último momento y pidió que le dieran un epidural porque estaba exhausta de las labores de parto, ninguna de las dos es más heroína que la otra. No nos convertimos en madres para comprobarle al mundo que somos chingonas, eso basta con saberlo desde adentro.

Si sultana decidió que quiere darle el pecho a su bebé hasta los 2 años y quedarse en casa, no solo porque siente que es la mejor forma de nutrir a su hijo y de ayudarlo en su crecimiento, sino porque puede. Bien por ella. Pero si fulana decide que quiere darle un biberón y formula después de los 3 meses para regresar a su trabajo de tiempo completo. Bien por ella. Y si otra sultana no consiguió darle pecho, pero le dio su amor y su tiempo. Bien por ella.  Si una decidió dejar al bebé con la abuelita durante días ocupados y otra lo lleva a una guardería desde los 4 meses, esas son decisiones personales que no tenemos el derecho de juzgar.

El papel más importante que podemos jugar como mujeres no es ser juez y parte de otras mujeres, sino ser su principal apoyo, sus principales “cheer leaders” como se dice en inglés. Y eso no quiere decir que seamos hipócritas y nos quedemos calladas si pensamos que algo no anda bien. Hay maneras amorosas de compartir perspectivas sin juzgar. Otras mujeres pueden ser nuestras maestras y enseñarnos formas de ver el mundo que no habíamos considerado. Ellas serán nuestras principales aliadas cuando el mundo tenga ganas superficiales de juzgarnos. Esas mujeres serán nuestros pilares sin importar que tan diferente sea nuestra visión. Y serán las amistades a las que podamos regresar una y otra vez sin sentirnos juzgadas. Sino saben de mi en una cuantas semanas, no lo tomen a pecho, muy probablemente este disfrutando de tener a mi bebé en los brazos. Gracias por leerme y dejarme compartir algo tan personal, y todo lo que queda por contar.

¡Qué vivan las mujeres!

Valeria Fernández es una periodista independiente oriunda del mar de Uruguay, pero radicada en el desierto de Arizona desde hace 20 años. Para ella el periodismo es una forma de dedicarse a vivir.