Dra. Nancy Álvarez
Aún hoy mucha gente sigue pensando que educar es obligar, amarrar, encadenar, poner límites tan rígidos como si se estuviera en un cuartel o un internado de los que ya, gracias a Dios, no existen. La educación de ese tipo, repito, no debe existir ni en una escuela ni en un cuartel de la guardia, ni en ningún lugar donde se pretenda enseñar. Mucho menos en las familias.
Tristemente, aun tenemos “educadores” con esas ideas tan arcaicas y dañinas. Yo, que crecí en un internado, puedo dar fe. Internados donde hasta rezar e ir a misa era obligado, aun con fiebre. Esto es anti-educativo, ya que consigue todo lo contrario, al punto de que aun odio los ambientes muy rígidos, los horarios muy marcados y entrar a una iglesia me da aburrimiento. Hablo con Dios a mi manera, y donde me da la gana, gracias a esa mala educación.
Los seres humanos no pueden crecer ni desarrollarse en ambientes rígidos e inhumanos. Y los niños, mucho menos. Ellos necesitan afecto, amor, libertad, seguridad y reglas flexibles. O sea, reglas, pero no garrotes.
Es necesario entender que educar es guiar, ayudar al otro a ser una persona única, creativa, respetuosa de los demás, considerada, flexible, responsable y trabajadora. Que sepa dar y recibir afecto, que aporte cosas positivas a su sociedad y a su familia, que se mantenga abierto a los cambios de su medio ambiente, con valores universales como la honestidad y la solidaridad. Quisiera que alguien me explicara, como si yo tuviera cinco años, cómo diablos vamos a crear seres humanos así en ambientes rígidos e inhumanos.
Es fundamental destacar la importancia de pensar positivo, de usar nuestra imaginación, de ser perseverantes y no dejarnos destruir por lo problemas y las adversidades. Los niños necesitan desarrollar sus potencialidades. Para ello, debemos permitirles usar libremente su imaginación, educarlos de manera agradable y de acuerdo con sus edades. La combinación de educación-aburrimiento hace tiempo que es obsoleta, pero tristemente se sigue practicando mucho.
Aún hoy mucha gente defiende que golpear a un niño está bien. Incluso, llegan a decir que, gracias a los golpes recibidos de niños, son ahora buenas personas. Sin embargo, se quejan del abuso físico y psicológico en las escuelas. ¿Cómo queremos que niños golpeados por sus padres no aprendan a golpear?
Los seres humanos que necesitamos para vivir en un mundo mejor no deben crecer en ambientes así. Recuerdo a mis excelentes profesores. Ellos me enseñaron a pensar, a disentir y a ser libre.
Decía Virginia Satir que Occidente está obsesionado con los roles, y así catalogamos a los seres humanos. Se cree que un artista o un presidente es alguien muy importante, pero el que limpia baños tiene poca relevancia. Nada más lejos de la verdad. Valemos por lo que somos como seres humanos, no por lo que tenemos o por lo que hacemos. Y eso depende de una buena educación.