Con el Senado al borde de una votación sobre el juicio político que se espera que lo mantenga en el cargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, usó el martes un discurso teatral del estado de la Unión para implorar a los estadounidenses que hagan lo mismo.

Repleto de sorpresas dramáticas y con muchos temas de reelección, Trump esperaba que el discurso lo reivindicara en la misma sala de la Cámara de Representantes donde fue llevado a juicio a finales del año pasado.

Pero la amarga atmósfera partidista era imposible de evitar. Trump se dirigió a un Congreso que sigue estando amargamente dividido sobre si cometió altos crímenes y delitos menores. Y desde el principio, el espectro del juicio político se cernía sobre el lugar.

Cuando la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, con quien Trump no ha hablado en meses, extendió su mano para saludar al presidente, él se dio la vuelta y la dejó colgada. Ella sonrió ampliamente mientras miraba hacia la bancada demócrata y se encogió de hombros.

A medida que avanzaba el discurso, los miembros demócratas del Congreso permanecieron en silencio en su mayoría, incluso cuando sus colegas republicanos se pusieron de pie y vitorearon. Algunos incluso se levantaron para salir a distintos intervalos. Y cuando el presidente terminó, se pudo ver a Pelosi en la cámara rompiendo estoicamente las páginas en las que se imprimió el discurso de Trump.