El papa Francisco dedicó la misa matutina que ahora se transmite en directo desde la capilla de su residencia, la Casa de Santa Marta, a los ancianos que en tiempo de aislamiento por el coronavirus están entre los que sufren más que otros la distancia de sus familiares.
“Querría que hoy rezáramos por los ancianos que sufren este momento de manera especial, con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo”, expresó el pontífice en esta misa a la que también se ha prohibido la asistencia de fieles.
Pidió además que “el Señor esté cerca de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, de todos los ancianos y les dé fuerza. Ellos nos dieron la sabiduría, la vida, la historia. También nosotros estamos cerca de ellos con la oración”.
Los ancianos son la población más vulnerable al coronavirus y por lo tanto se les ha recomendado no mantener ningún tipo de contacto, lo que hace que muchos se encuentren aislados en su casa.
Asociaciones como el movimiento católico de la Comunidad de San Egidio ha puesto en marcha un programa para ayudar a las personas más vulnerables y sólo en Roma, los voluntarios del programa “¡Vivan los ancianos!” ofrecen apoyo a 3.000 personas mayores con llamadas telefónicas y entrega gratuita de víveres.