Mientras caía la tarde en ciudad del Vaticano y la plaza de San Pedro completamente vacía era cubierta por la lluvia, el Papa Francisco realizó la bendición “Urbi et Orbi” e indulgencia plenaria al mundo por la pandemia del coronavirus.
Por primera en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa rezó en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro.
La bendición permite a los más de mil 300 millones de católicos obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de sus pecados, en un momento tan difícil por la pandemia del coronavirus que hasta el momento ha cobrado la vida de más de 20 mil personas a nivel mundial y que ha paralizado casi por completo la economía de los países afectados.
La imagen del jefe de la Iglesia católica que reza solo ante la inmensa explanada por el fin de la guerra contra un enemigo invisible que ha causado 25 mil muertes hasta ahora, resulta casi cinematográfica.
Ante el dramático momento que vive la humanidad, el papa Francisco decidió dar una bendición extraordinaria, la Urbi et Orbi, la misma que los pontífices suelen impartir sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, fechas en que se recuerda el nacimiento y la muerte de Jesús.