Dra. Nancy Álvarez
Alrededor de 30 años viendo pacientes, hace que saques conclusiones que después lees en estudios científicos, y dices: “ya lo sabía, lo había vivido con mis pacientes”. Me sucedió, luego de que mi esposo, el Dr. Álvaro Skupin, me hablara de los telómeros y creara una pastilla para alargarlos. Pero muchos no entendíamos qué demonios eran, ni la importancia de mantenerlos largos y sanos.
El cuerpo y la mente están totalmente unidos y se comunican. Además, enfermamos con lo que pensamos y con lo que comemos, como dijo Buda. Pero, ¿cómo pasa? ¿Cómo los pensamientos afectan mi cuerpo a un nivel de enfermarlo?
Un día encontré el libro “La solución de los telómeros” y quedé totalmente sorprendida. Confirmaba lo que siempre había sabido, aunque no sus causas: somos una unidad cuerpo-mente.
Todos anhelamos vivir más tiempo, pero con calidad. Llegar a los 90 o 100 años activos, con buena salud y emocionalmente bien, es un gran regalo. Aunque parezca mentira, eso hoy es posible y tiene un nombre: telómeros. La Dra. Elizabeth Blackburn ganó un premio Nobel de Medicina por descubrirlos, pero poca gente los conoce.
Los telómeros son la punta que protege nuestros cromosomas. Definen la manera en que vemos la enfermedad y la vejez. La mejor forma de entenderlos es pensar en un cordón de zapato, que tiene en la punta un protector que evita que se deshilache.
Al nacer, estos “cordones” son largos, pero luego se deterioran. Esto provoca enfermedades y envejecimiento. Mientras más cortos, menos años nos quedan de vida. Hay células que tienen telómeros largos y no envejecen. Si se acortan, tenemos un envejecimiento prematuro, aumenta el riesgo de cáncer y de otras enfermedades.
Actualmente, los telómeros se pueden medir para conocer la edad real. Por ejemplo, yo tengo 60 años, pero la prueba me dice que realmente tengo 70. Lo bueno es que podemos usar pastillas para alargarlos.
¿Qué tiene esto que ver con la psicología? ¿Por qué estoy hablando de ellos? Los estudios demuestran que existen razones psicológicas en su acortamiento. El estrés, la depresión, la ansiedad, las defensas bajas o un sistema inmunológico débil están en estrecha relación con los telómeros cortos.
Hoy sabemos que los telómeros se acortan por el estrés crónico. Nos enfermamos porque nuestro sistema inmunológico se afecta con el estrés. La calidad del sueño, el ejercicio, la alimentación, el estrés crónico, los pensamientos negativos, las tensiones en nuestras relaciones y también los lugares peligrosos, pueden acortarlos también.
La depresión, la ansiedad y los telómeros cortos están íntimamente relacionados. Las enfermedades del corazón, la diabetes y la presión alta se desarrollan más en personas con depresión y ansiedad. Las investigaciones demuestran “que estos estados llegan hasta tu mente y tu alma recorriendo tu corazón, el torrente sanguíneo y todo el camino hasta tus células”. Así lo afirman la Dra. Blackburn y Elissa Epel en su libro “La solución de los telómeros”. Léalo. Si hace cambios, ellos volverán a crecer y usted vivirá mejor y por más tiempo.
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