El JJ El Padrino de la Sierra “Dice que canto, porque siempre he cantado, simplemente estoy regresando a lo mío: siempre he sido cantante”.
Por delante, por detrás y por encima del escenario, José Juan Segura — El JJ El Padrino de la Sierra— conoce muy bien el negocio de la música. Sobre todo por su repercusión en la taquilla, ya que ha sido empresario, representante y promotor de famosos artistas.
Ahora es él quien se lanza como cantante. ¿Por qué? “Canto, porque siempre he cantado”, responde resueltamente. “Antes de ser empresario y productor ya tocaba la guitarra y cantaba. Incluso tuve mi propio grupo de estilo romántico y fui su vocalista; con él grabé tres discos. Ahí, en los años 91/ 92 los daba a conocer localmente en Phoenix”.
Hasta entonces José Juan no sabía de qué manera se promovía la música. Buscó una disquera. Y nadie le abrió una puerta. “Reboté por todos lados y al no tener suerte en esa búsqueda formé una disquera. Le puse el nombre de Gypsy Records, porque mi grupo se llamaba Amor Gitano y hasta le diseñé un logo”, recuerda.
Tampoco fue fácil establecer un ‘slogan’. Desechando fórmulas, llegó a la conclusión de que lo más adecuado era que se le conociera como “Gypsy Records, El Poder de la Música”, un concepto que gustó mucho, porque varios otros grupos le pidieron permiso para poder utilizarlo.
¿Puedo usar tu sello para mi disco? le preguntaban con frecuencia algunos muchachitos que llegaban a su night club tratando de iniciar una carrera discográfica. Así, en contacto con esos jóvenes artistas, descubrió el encanto y el éxito de la música sierreña en Arizona.
Uno de esos grupos eran Los Cuates de Sinaloa: “Tenían estilo, eran afinaditos. Tocaron y se ganaron rápidamente al público. Al ver la reacción de la gente les propuse que grabaran conmigo. El que tocaba el bajo con ellos era Efrén Aguilar, El Tigrillo. En dos semanas el disco, que se llamaba ‘Negocio Cuajado’, estaba en la calle. Fui a una radio donde no había programador y el locutor de turno decidió tocarlo. Lo metió al aire y la aceptación fue inmediata. Sacamos un comercial y Melek, de Angélica’s Record, me encargó las primeras 300 copias. Así me inicié como disquero, con Los Cuates de Sinaloa”.
Después de abandonar su grupo, comenzó a ofrecer los discos tienda por tienda en Los Angeles. Regalaba 10 y dejaba 10 en consignación. “Si no los vendes… me los devuelves”, le decía a los comerciantes. Durante algún tiempo usó la misma estrategia hasta crear un mercado seguro para su producto; pero “en una segunda visita ya no regalaba nada, todo lo vendía. Me traía una ‘van’ llena de discos. Además de Los Cuates, las grabaciones de otros sierreños también se vendían. Llegué a tener unos 15 grupos sierreños. Uno de ellos era Tito Torbellino, aunque en ese momento no me funcionaba”.
Entre sus demás descubrimientos se destaca el grupo Los Alteños de la Sierra. Posteriormente, cuando lo graba en estilo sierreño, alcanza un enorme éxito y posiciona como máximo exponente del género a El Tigrillo Palma: “Hasta ahorita es mi artista ‘pan de cada día’. Casi todos los derechos de su música son míos”, afirma El JJ El Padrino de la Sierra, quien trabaja con metódica paciencia para alcanzar sus propósitos cada vez que detecta un talento que puede trascender.
Aventurero y explorador a su manera, otra de sus virtudes consiste en experimentar poco a poco para determinar qué le gusta comprar a la gente. ¿Un caso, o mejor dicho, un ejemplo? “Por supuesto, claro que sí”, responde de inmediato. “Unos 5 o 6 años después de haber comenzado con Los Cuates, llegué con Los Alteños de la Sierra. Ese grupo fue un fenómeno. La gente escarbaba en México para sacar dinero, porque querían ir a verlos tocar”.
De hecho El JJ produjo, dirigió, promovió, desarrolló personalidades escénicas, y dio clases a sus artistas “sin ser artista” según sus declaraciones. Pero nunca dejó de cantar.
Por eso ahora, iniciando una nueva etapa, entra al estudio de grabación y sube al escenario, donde expone un estilo muy agresivo, el cual considera “más o menos insolente pero en el buen sentido”, de fuerte vocabulario pero simpático, “dejando una huella marcada para que la gente se vaya hablando de mí”.
Como compositor hizo su primera canción a los 7 años de edad. Los corridos empiezan a salirle cuando entra en la música sierreña y gracias a esas composiciones numerosos artistas se fueron para arriba, entre ellos El Tigrillo Palma, Dareyes y Tito Torbellino, como asimismo Montez de Durango, Exterminador, Horóscopos de Durango y otros.
Hablando de su especial manera de hacer canciones dice que prefiere inspirarse en “la realidad, en lo que le pasa en la vida a la gente”. Esto se advierte muy bien en su actual sencillo titulado “El Cuatro”, donde, aparte de lo que pudiera parecer chusco, se refiere a las extrañas consecuencias que puede tener una trampa.
El cuatro
Dice su letra: ™Me pusiste un cuatro pa’ que yo cayera… Mandaste a tu amiga que me coqueatara con su falda corta y bien escotada… Yo olfateé la trampa y seguí tu juego y un beso salvaje le robé sin miedo… Ahora te arrepientes de haber puesto el cuatro; y ya ves, las cosas te salieron mal… La que era tu amiga ahora es mi amante… le gustó aquel beso y otras cosas más… Pa’ qué le buscabas tres patas al gato… para qué le echabas carne fresca al león∫.
Este corte se suma a las más de 120 canciones que El JJ El Padrino de la Sierra ya tiene en YouTube. Lo diferente de esta etapa es que ahora anuncia un disco hecho y derecho: ™Va a ser un lanzamiento fuerte. Pero hay que destaparlo bien. Voy a poner unos 12 temas, entre ellos el éxito `El Cuatro’, junto con lo nuevo y lo que más me pide la gente. El objetivo es regresar a lo mío. Darme a conocer como cantante, pero sin dejar de producir. Estar en un mismo canal con mis artistas y siempre en equipo con ellos∫.