Bless Me, Ultima fue llevada a la pantalla grande, adaptando la novela de Rudolfo Anaya.

Rudolfo Anaya autor de la reconocida novela, “Bless Me, Ultima”, ​​considerada una de las obras más veneradas de la literatura chicana, ha muerto.

Rudolfo Anaya falleció a los 82 años.

La sobrina de Anaya, Belinda Henry, dijo que su tío había tenido problemas de salud y murió el domingo en su casa en Albuquerque, donde estaba rodeado de parientes cercanos. Tenía 82 años de edad.

“Amaba a su familia más que cualquier logro, era un autor excepcionalmente inteligente y talentoso y sin duda una de las personas más generosas de su tiempo. Su influencia se ha sentido en todo el mundo”, dijo Henry.

Anaya nació en Nuevo México en 1937. Se graduó de la escuela secundaria de Albuquerque y obtuvo su licenciatura y maestría en la Universidad de Nuevo México. Más tarde volvería a la universidad para enseñar escritura creativa hasta su jubilación.

Anaya recibió la Medalla Nacional de Humanidades 2015 del presidente Obama por “historias pioneras del suroeste de Estados Unidos”.

Se anunciará un monumento público en una fecha futura.

La gobernadora Michelle Luján Grisham hizo la siguiente declaración al enterarse del fallecimiento de Anaya:

“Hoy me entristece profundamente escuchar la muerte de Rudolfo Anaya, uno de los mejores artistas de Nuevo México, una figura fundamental en la rica historia literaria de nuestro estado. A través de sus historias indelebles, Rudolfo Anaya, quizás mejor que cualquier otro autor, realmente capturó lo que significa ser un nuevo mexicano, lo que significa nacer aquí, crecer aquí y vivir aquí”.

“El trabajo de su vida equivale a una contribución increíble a la gran cultura y tejido de nuestro estado, no solo a través de sus prodigiosas contribuciones literarias, sino a través de sus décadas como educador en la Universidad de Nuevo México”.

“Estoy especialmente agradecida de haber tenido la oportunidad de firmar una legislación que crea el “Día de Rudolfo Anaya, Amo leer”, destacando la educación literaria de los niños, y de haber podido celebrar esa conmemoración con su familia”.

“Si bien su fallecimiento es una gran pérdida para Nuevo México, su vida y su trabajo fueron un regalo increíble, no solo para Nuevo México sino para el mundo. Sus palabras e historias serán atesoradas para siempre. Mis pensamientos y oraciones están con su familia y seres queridos”, finalizó.