A pesar de que los casos de coronavirus se incrementan en América Latina, se avecina otra calamidad: la fuerte contracción de las economías, la deuda insostenible y la profundización de la desigualdad podría desatar la agitación social en la región.

Se estima que la economía regional de América Latina y el Caribe se reduzca más que cualquier otra región del mundo, una contracción de casi el 10% este año, según las previsiones de junio del Fondo Monetario Internacional.

El FMI dijo que “la rápida propagación de la pandemia indica que las medidas de distanciamiento social deberán mantenerse por más tiempo, lo que deprimirá la actividad económica en la segunda mitad de 2020”.

Un nuevo informe de la ONU va más allá: dice que el covid-19 podría conducir a “la peor crisis económica y social en décadas, con efectos altamente perjudiciales para el empleo, la lucha contra la pobreza y la reducción de la desigualdad”.

La región ya se había debilitado por años de estancamiento antes de que el covid-19 llegara. El crecimiento en América Latina y el Caribe entre 2014 y 2019 promedió solo 0,4% anual, el más bajo desde la década de 1950. Los millones que finalmente llegaron a la clase media se enfrentaron a lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico llamó “un círculo vicioso de empleos de baja calidad, protección social deficiente e ingresos volátiles que los deja en riesgo de volver a caer en la pobreza”. Uno de cada cinco de los que tenían entre 14 y 25 años buscaba pero no encontraba trabajo.

Ahora, la pandemia convertirá el crecimiento anémico en un cañón de recesión que arrojaría a millones de vuelta a la pobreza.

“América Latina llegó a 2020 como un avión volando con un motor dañado”, según Eric Parrado, economista principal del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

“Luego, el otro se dañó. Ahora buscamos un lugar para aterrizar y salvar el avión y sus pasajeros”, le comentó a CNN.

‘Los cierres matan’

Pocos países latinoamericanos tienen ‘redes de seguridad’ para ayudar en momentos de crisis, como el seguro de desempleo.

Por lo tanto, los gobiernos se enfrentan a una elección desagradable entre bloqueos estrictos que salvan vidas y dolor económico a corto plazo, por un lado, o intentan mantener abiertas sus economías, pero arriesgan una mayor propagación del coronavirus por el otro.