El gobernador Doug Ducey dijo que sus decisiones con respecto a la crisis de salud, económica y ahora de gobernabilidad, no están influenciadas por las críticas de la prensa o por cuestiones políticas. Por el bien de Arizona, ojalá sea cierto.
Y es que haber cedido a la presión del Partido Republicano y del presidente Donald Trump, para llamar tardíamente a un muy relajado “quédate en casa” y después abrir rápidamente y sin lineamientos claros, parece ser la razón principal de que ahora Arizona sea el epicentro de la pandemia con niveles de infección superior al 25 por ciento (1 de cada 4 pruebas positivas).
“Escucho las críticas y sé que existen diferentes opiniones sobre cómo Arizona ha manejado este virus”, dijo Ducey en su más reciente conferencia, hace ya más de una semana.
Mientras tanto el contagio sigue amentando y al cierre de la edición se confirmaban 131,354 casos positivos y 2,434 fallecimientos relacionados al coronavirus.
Aunque aumentan las voces que piden otro cierre del estado, Ducey se sigue resistiendo a pesar de los números y fiel a la postura de Trump, quien desde hace meses descartó un segundo “quédate en casa”, obsesionado por revivir la economía, que en su momento era su carta fuerte para la reelección.
Lo cierto es que si Ducey no enmienda el rumbo, podrá contar otra víctima entre las muertes relacionadas al COVID-19: su carrera política y sus aspiraciones al Senado.
Y es que a medida que la preocupación por la pandemia crece, su aprobación está cayendo, según nuevo sondeo de OH Predictive Insights.
El gobernador republicano tuvo un índice de confianza del 35%, frente al 59% de junio y por primera vez desde el comienzo de la pandemia, más de la mitad de los votantes probables de Arizona (52%) estaban extremadamente preocupados por la propagación del virus.
La pandemia se ha polarizado políticamente y eso se ve en los números, pero también en la resistencia ciudadana que ahora le ha valido al gobierno del estado docenas de demandas tanto de propietarios de gimnasios como de bares.
La confrontación empresarial llega del hartazgo y la falta de lineamientos claros, ya que no se han seguido al pie de la letra las recomendaciones de los Centros de Control de Enfermedades.
Para colmo, Ducey ha fallado en predicar con el ejemplo y ha sido expuesto ya dos veces ignorando sus propias reglas, una en un restaurante y otra en una fiesta de piscina, sin guardar distanciamiento social, ni utilizar máscara.
Pero una de sus mayores incongruencias fue la de simplemente ignorar las ordenanzas locales durante el mitin de campaña con cerca de 3,000 seguidores de Donald Trump, a puerta cerrada y sin máscara, sólo para limitar a 50 personas las reuniones públicas a la siguiente semana.
Ducey ha insistido en que está siguiendo la guía de los CDC, pero sus acciones demuestran más bien que sigue el liderazgo fallido de Trump, que a nivel nacional ha provocado más de 130,000 muertes.
Si bien es cierto que la sociedad actuó como si ya un hubiese una amenaza latente tras la reapertura y algunos empresarios evadieron reglas, también es cierto que los CDC requerían 14 días consecutivos de disminución de los casos de COVID-19 para reabrir gradualmente los negocios y entre los lineamientos se establecía el uso obligatorio de máscaras; Ducey prefirió seguir el ejemplo anti máscaras de Trump y finalmente abrumado por el peso de la crisis delegó la responsabilidad a las ciudades.
Por estas razones Ducey es ahora considerado el peor gobernador de la nación, pues parece haberse rendido y dejar que el COVID-19 simplemente siga en aumento, como lo demuestran las pruebas y los hospitales que están llegando a su límite.
“Solo un gobernador, Doug Ducey de Arizona, tiene un índice de aprobación en su estado más bajo que el del presidente”, dijeron los encuestadores de la Northeastern University, Harvard Medical School, Rutgers y Northwestern University.
Las alcaldesas de Phoenix, Tempe, Tucson, Flagstaff y Tolleson dijeron en una carta al Gobernador que estaban profundamente preocupadas por el aumento en los casos de COVID-19 en el estado y pidieron a Ducey que implemente restricciones más fuertes.
Las alcaldesas Kate Gallego, de Phoenix y Regina Romero, de Tucson, las dos principales ciudades del estado, no duraron en señalar que el exponencial aumento de la pandemia se debe al fallido liderazgo estatal.
“Cuanto más esperemos para actuar, más largo y más severo será el golpe a nuestra economía, más tiempo llevará enviar a nuestros hijos a la escuela de manera segura, y se perderán innecesariamente más vidas”, señalaron.
Mientras tanto, los hospitales Abrazo en el Valle han alcanzado su capacidad de depósito de cadáveres y el Condado de Maricopa ha ordenado remolques refrigerados para cuerpos, según trascendió.
La alcaldesa de Phoenix, Kate Gallego, dijo que: “Hay serias preocupaciones de capacidad con la morgue de Abrazo Health, no estamos a plena capacidad, pero debemos estar preocupados y tomar esto en serio. Demasiados arizonenses han perdido la vida”.
Gallego señaló que el Condado de Maricopa está buscando camiones refrigerados para almacenar cuerpos: “Está claro que nuestro sistema hospitalario se está colapsando”, dijo.