Joe Arpaio fue oficialmente derrotado por un estrecho margen en su intento por recuperar el puesto de Sheriff del Condado de Maricopa que ocupó durante 24 años antes de ser eliminado en 2016, tras provocar la frustración de los votantes por el alto costo a los contribuyentes producto de las demandas en sui contra, su inclinación por la autopromoción y su desafió a los jueces que lo llevó a su condena penal ahora indultada.
Arpaio perdió las primarias republicanas para la Oficina del Sheriff del Condado de Maricopa ante su antiguo asistente principal, Jerry Sheridan, quien obtuvo 156,396 votos para lograr el 37% de los votos; la diferencia fue de sólo un punto porcentual y poco más de 6,000 mil votos, pero con menos de 2,500 boletas por verificar, se decretó el resultado.
En las elecciones generales del 3 de noviembre, Sheridan se enfrentará al demócrata Paul Penzone, quien derrocó a Arpaio hace cuatro años.
La derrota marcó el segundo intento fallido de Arpaio de volver a la política, pues dirigió una campaña primaria infructuosa para el Senado de los Estados Unidos en 2018, poco después de que el presidente Donald Trump perdonara su condena penal por desacato al tribunal de 2017 por desobedecer la orden de un juez en un caso de discriminación racial.
Como sheriff del área metropolitana de Phoenix desde 1992 hasta 2016, Arpaio saltó a la fama política al encadenar públicamente y poner a los presos en carpas durante el calor de tres dígitos. Pero es más conocido por aterrorizar a la comunidad inmigrante con redadas que llevaron a miles de deportaciones, cuando no era de su competencia; esas acciones contribuyeron significativamente a su caída política.
Si bien su racha desafiante jugó bien con los votantes durante muchos años, Arpaio enfrentó fuertes críticas por adoptar políticas que sabía que eran controvertidas y acumuló $ 147 millones en facturas legales financiadas por los contribuyentes.
Su agencia también echó a perder las investigaciones de más de 400 denuncias de delitos sexuales presentadas en su oficina.
Su fortuna política comenzó a declinar significativamente en 2013 cuando un juez federal determinó que sus oficiales practicaban perfil raciales contra los latinos en las paradas de tráfico, que tenían como objetivo a los inmigrantes.
En su última campaña, Arpaio no logró las grandes recaudaciones para su campaña, ni la atención de los medios y se quejó que mucha gente no sabía que se postulaba hasta que vieron su nombre en la boleta.
Su plataforma consistió en su apoyo inquebrantable a Trump y en traer de vuelta prácticas que los tribunales han considerado ilegales o que su sucesor ha terminado, como la represión de inmigración.
También se enfrentó a un electorado mucho más moderado que en campañas anteriores.
En la implementación de perfil racial, tanto Arpaio como Sheridan fueron declarados en desacato civil a la corte por desobedecer una orden judicial de 2011 para detener las redadas de inmigración del alguacil, lo que llevó a la condena de Arpaio por desacato criminal en 2017, pero Sheridan no fue acusado de desacato criminal.
Sheridan, un veterano de 38 años de la oficina del alguacil que se retiró después de que Arpaio fuera derrotado en 2016, señaló que desconocía la orden judicial altamente publicitada y que no dirigía la unidad que realizaba las patrullas de inmigración, que podía ayudar a cambiar la deteriorada agencia de aplicación de la ley e insistió no era comparsa de nadie más.