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Una persona muerta por encuentros entre manifestantes en Oregón

Un hombre ha fallecido tras recibir un disparo en el pecho en Portland (Oregón) a primera hora de la noche del sábado, después de una tarde de enfrentamientos en las calles de la ciudad entre manifestantes por la justicia racial y miembros que una caravana de centenares de vehículos de seguidores del presidente Donald Trump.

El fallecido, según Associated Press, llevaba una gorra con el logo de Patriot Prayer, un grupo local de ultraderecha que ya en ocasiones anteriores había tenido enfrentamientos con los manifestantes que llevan tres meses, desde la muerte del afroamericano George Floyd en manos de la policía en Minneapolis, protestando en Portland contra la violencia policial y por la justicia racial. La policía no ha hecho pública la información sobre la identidad del fallecido ni la del autor del disparo.

Según el comunicado difundido por la policía de Portland, la “caravana de cientos de vehículos” se extendía a lo largo de “varias millas” cuando entró en Portland pasadas las 17.30 del sábado. En las calles de la ciudad, explica la policía, “peatones y ocupantes de los vehículos intercambiaron palabras periódicamente y, en ocasiones, se produjeron peleas”. La policía realizó nueve detenciones, según explica en el comunicado, con acusaciones que van de la conducta alborotadora a posesión ilegal de armas.

Asegura el comunicado policial que, para las 20.30, “la caravana de vehículos se había ido del centro de la ciudad”. A las 20.46, agentes de la policía escucharon disparos. Llegaron a la escena “en un minuto” y encontraron a un grupo de personas alrededor de un hombre tendido en el suelo. “El hombre había recibido un disparo, y no sobrevivió”, dice el comunicado.

La muerte del hombre se produce al final de una semana particularmente convulsa en este verano en que las protestas por la justicia racial han recorrido diversas ciudades de Estados Unidos. El pasado domingo en Kenosha, una localidad de 100.000 habitantes del sureste de Wisconsin, en el Medio Oeste, un policía disparó repetidamente por la espalda a un ciudadano afroamericano, Jacob Blake, que sigue hospitalizado.

El episodio desató las protestas en la ciudad en nombre del movimiento antirracista Black Lives Matter. Desencadenó también una histórica movilización de deportistas profesionales que llevó a la cancelación de numerosos partidos en diversas ligas, desde la NBA, hasta el béisbol, el fútbol o el tenis.

Las protestas en Kenosha adquirieron un tinte violento las primeras tres noches, con coches quemados y comercios saqueados. Acudieron milicias vecinales armadas para proteger la ciudad y enfrentarse a los manifestantes y, la noche del martes, un joven de 17 años abrió fuego con un fusil de asalto y está acusado de matar a dos personas.

Los incidentes se producían tres meses después de que la muerte de George Floyd en Minneapolis, ahogado por un policía que le presionaba el cuello con la rodilla mientras la víctima le decía que no podía respirar, como se ve en un vídeo que dio la vuelta al mundo, desatara una ola de protestas por todo el país. Una movilización de una envergadura no vista desde la explosión de la lucha por los derechos civiles en los años 60 del siglo pasado.