La vacuna contra el covid-19 es un producto muy deseado, escaso y objeto de gran esperanza. Es un arma clave para frenar la presente pandemia y su desarrollo en un tiempo récord marca un hito en la ciencia médica que, además, podría ser la base para el desarrollo de nuevas y mejores vacunas contra otras enfermedades.
Pero la expectativa que genera ese medicamento ha sido aprovechada por algunos para engañar y desinformar a las personas, incluso para extraer de ellas espurias ganancias económicas sin importar el daño que pueda causar.
Cuidado con engaños. Hasta ahora, solo las vacunas contra el covid-19 de Pfizer/BioNTech y Moderna han sido autorizadas en EEUU y estas solo se aplican en lugares y bajo las prioridades y logísticas avaladas por las autoridades. (Getty Creative)
Cuidado con engaños. Hasta ahora, solo las vacunas contra el covid-19 de Pfizer/BioNTech y Moderna han sido autorizadas en EEUU y estas solo se aplican en lugares y bajo las prioridades y logísticas avaladas por las autoridades. (Getty Creative)
Ese sería el caso de Johnny Stine, de 55 años y residente en el estado de Washington, quien fue arrestado la semana pasada y acusado de vender e inyectar a pacientes una “vacuna” contra el covid-19 fabricada por él mismo, de acuerdo al HuffPost.
Stine se ostentaba como experto en biotecnología y promovía “su vacuna”, por la que cobraba entre 400 y 1,000 dólares. Él mismo viajaba para inyectársela a sus clientes, o víctimas más propiamente dicho, de acuerdo al Departamento de Justicia.
Las autoridades no han revelado qué era lo que realmente inyectaba Stine, pues el fiscal federal Brian T. Moran dijo que “el acusado estaba inyectando a personas con una sustancia desconocida diciendo que era una vacuna contra el covid.19”. Esa sustancia “no se ha probado… y es potencialmente insegura”, se añade.
Las actividades de Stine no comenzaron con el presente clamor por la vacuna contra el covid-19: desde marzo de 2020, muchos meses antes de que ninguna vacuna hubiese sido aprobada y cuando la pandemia estaba en sus primeras etapas, Stine ya promocionaba su sustancia. Afirmaba que en su laboratorio, denominado North Coast Biologics, él había estado tratando de crear vacunas contra el cáncer y que usó el mismo método para crear una contra el covid-19. Incluso clamaba que él fue capaz de crear una vacuna contra el coronavirus en “medio día” y que no quería esperar a que su fármaco fuese aprobado por las autoridades.