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Trump provocó insurrección

En segundo juicio político, muestran cómo incitó a sus seguidores a la violencia por meses

Protesters seen all over Capitol building where pro-Trump supporters riot and breached the Capitol in Washington, DC on January 6, 2021. Rioters broke windows and breached the Capitol building in an attempt to overthrow the results of the 2020 election. Police used buttons and tear gas grenades to eventually disperse the crowd. Rioters used metal bars and tear gas as well against the police. (Photo by Lev Radin/Sipa USA)(Sipa via AP Images)

Al iniciar  el segundo juicio político contra Donald Trump en el Senado, los manejadores demócratas formularon una acusación sencilla: durante sus últimos días en la presidencia, el exmandatario incitó a una turba de seguidores que irrumpieron violentamente en el Capitolio el 6 de enero.

En el corazón del juicio está la mentira que Donald Trump repitió incesante, en conferencias, mítines y redes sociales durante meses: su supuesta victoria legítima en una elección fraudulenta y la necesidad de defender ese triunfo.

“Nunca renunciaremos. Nunca concederemos. Vamos a detener el robo”, dijo momentos antes del ataque frente a una multitud de sus seguidores a los que incitó a marchar hacia el Capitolio y detener la ceremonia de certificación del ahora presidente Joe Biden.

La invasión ensombreció la confianza en las instituciones de la democracia estadounidense, dejó a varias personas muertas, decenas heridas; cientos de detenidos y a congresistas, senadores y al propio ex vicepresidente Mike Pence con el recuerdo de una apresurada huida en la que algunos llegaron a temer por sus vidas.

El juicio de Trump continuó después de que los demócratas del Senado, a los que se unieron seis republicanos, rechazaron la afirmación del Partido Republicano de que el Senado no puede llevar a cabo un juicio político para un presidente que ha dejado el cargo.

Esos seis republicanos fueron Bill Cassidy de Louisiana, Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska, Mitt Romney de Utah, Ben Sasse de Nebraska y Patrick Toomey de Pennsylvania, aunque su voto para defender la constitucionalidad del juicio no significa que votarán para condenar.

Al perder ese proceso, la mayoría de los republicanos del Senado ya no podrán ignorar la esencia del cargo contra Trump: que el motín del Capitolio fue su culpa.

Los demócratas expusieron vehementemente de que las palabras y acciones de Trump estimularon a sus seguidores terroristas a acudir en masa a DC el día en que el Congreso contaba los votos electorales y atacar el Capitolio en un intento por detener ese proceso democrático.

Con presentaciones emocionales, los argumentos de los gerentes de juicio político de la Cámara fueron poderosos y mostraron que el motín mortal tuvo sus raíces en la primera vez que Trump afirmó que las elecciones fueron manipuladas y robadas.

Julián Castro afirmó que nunca nadie había hecho tales afirmaciones hasta que Trump comenzó todo para hacer enojar a sus fanáticos.

Señalaron que de no haber sostenido la gran mentira sobre la elección, siete personas, entre ellas varios seguidores del propio Trump, no habrían muerto y 142 policías que combatieron a los alborotadores dentro y fuera del edificio, no habrían sufrido daño cerebral, ceguera, infartos, trauma mental y más y preguntaron a los senadores republicanos:

¿Qué tal si los alborotadores hubieran cumplido su amenaza de ponerle una bala en la cabeza a Nancy Pelosi? ¿El asesinato del presidente de la Cámara de Representantes, un funcionario constitucional en la línea de sucesión, habría inclinado la balanza para los republicanos? ¿O no contaría porque es demócrata?

¿Y si la turba hubiera encontrado al vicepresidente Mike Pence? ¿Lo habrían colgado los alborotadores en la horca que erigieron en los terrenos del Capitolio? ¿Habrían matado a su esposa e hija por si acaso?

Los gerentes también mostrarán cómo Trump se sentó en la Casa Blanca disfrutando del espectáculo de sus partidarios irrumpiendo en el Capitolio  “encantados”, según los ayudantes de Trump que estaban allí y se negó a activar la Guardia Nacional para ayudar.

Pence tuvo que emitir la orden escondido dentro del Capitolio con su esposa e hija. mientras los alborotadores que gritaban “Hang Mike Pence” lo buscaban.

También mostraron cómo los propios alborotadores creían que Trump les había ordenado ir a D.C. a asaltar el Capitolio y detener el conteo del colegio electoral, pues en su mente, solo estaban siguiendo las órdenes de su líder.

A pesar de todo eso, es probable que Trump sea absuelto, los demócratas pueden exponer la descomposición del Partido Republicano, bajo Trump.

Dejarán constancia de los republicanos que apoyan la insurrección. Ya, 147 de ellos, 139 en la Cámara y ocho senadores, intentaron anular los resultados de la elección votando para rechazar los votos de los colegios electorales certificados de Arizona y Pensilvania, lo que habría privado de sus derechos a millones de estadounidenses que emitieron sus votos legalmente, a pesar de que no había absolutamente ninguna evidencia de fraude.

Y destacarán dramáticamente para cada estadounidense cuán depravado se ha vuelto el Partido Republicano bajo el liderazgo de Trump.