Para cualquier familia, recibir el diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA o autismo) en uno de sus hijos, es una noticia devastadora, pues es un padecimiento poco entendido, que al momento no tiene explicación científica y mucho menos curación.
No fue el caso de Diana Díaz-Harrison, que al comprobar que su hijo Sammy tenía el padecimiento, decidió capacitarse y luchó hasta poder abrir Arizona Autism Charter School (AZACS), en el otoño de 2014; la escuela ahora cuenta con dos edificios, atiende a 375 niños desde preescolar hasta preparatoria y espera la aprobación para atender hasta a 600 este año.
Pero si ese reto fue grande, la pandemia lo fue todavía más y obligó a la escuela a implementar dos años antes de lo previsto su programa de enseñanza en casa, pero además obligó a proveer computadoras a sus alumnos y hasta el servicio de internet.
Pero todo valió la pena, porque recientemente AZACS recibió un reconocimiento del gobernador Doug Ducey por su eficiente enseñanza en línea, pero también fue una de las primeras escuelas en regresar a la enseñanza en persona, desde junio del año pasado, debido, sobre todo a lo reducido de sus grupos y a las terapias personalizadas.
Diana Díaz, se inició como educadora en California, pero vino a Arizona contratada por la cadena de noticias Univision, hasta que decidió dejar las cámaras en atención a su familia y sobre todo al pequeño Sammy, por su necesidad de cuidados especiales.
“Desde que iniciamos funciones en 2014, las solicitudes han sobrepasado nuestra capacidad, por lo que hemos tenido que recurrir a la selección de alumnos por lotería, porque desgraciadamente no podemos atenderlos a todos”, señala la directora.
La necesidad de crecimiento era evidente y en el 2016 se logró la aprobación de grados superiores e inauguró otra locación de AZACS ubicada en el 1445 al Este de Indian School Road; no hace mucho, se inauguró un segundo edificio justo enfrente, en el 4125 al Norte de la Calle 14, donde atienden a alumnos de tercer grado hasta preparatoria.
Actualmente la capacidad de atención de AZACS es de 375 niños y jóvenes K-12 y espera que este año su capacidad se autorice a 600 por parte de la Junta Educativa de Arizona.
Y es que AZACS es mucho más que una escuela, ya que ofrece a los niños con diferentes niveles de autismo el servicio de terapeutas, maestros y especialistas del habla y el comportamiento, con un staff de 125 personas y casi un encargado por cada 2 estudiantes.
Grave problemática
Los casos de niños con autismo generan una grave problemática para las familias cuando son introducidos en el sistema educativo tradicional, pues no puede ofrecerle el cuidado que necesitan.
“El comportamiento de los niños con autismo puede ser desde no hablar, no tener ningún interés en socializar o concentración obsesiva en algunas acciones o situaciones y por ello a menudo son objeto de bullying y desertores escolares”, señala Díaz-Harrison.
Hay diferentes niveles de autismo y también hay niños que tienen una elevada inteligencia producto de su gran concentración, pero total desinterés por la socialización, por ello la necesidad de contar con especialistas que puedan ayudarles a desarrollarse en el mundo actual.
“Aquí les enseñamos desde cómo comunicarse para sus necesidades más básicas a veces utilizando imágenes o haciendo uso de la tecnología, o a desarrollar su potencial en álgebra, geometría y robótica, apoyados por la preparatoria de la Universidad Estatal de Arizona.
“Es muy necesario que los padres también aprendan cómo tratar con sus hijos en casa, por ello el plan es ofrecerles capacitación para que puedan ayudar con su educación, igualmente podríamos capacitar a personal de otras instituciones y otros países”, considera Diana Díaz.
¿Qué es el Autismo?
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdurará a lo largo de todo el ciclo vital.
Los síntomas fundamentales del autismo son dos:
• Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
• Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Los indicios que pueden ser indicativos del TEA en los niños son:
• En el parvulario y en la escuela, hay falta de interés por los otros niños.
• No comparten intereses (no acostumbran a señalar con el dedo aquello que les llama la atención para compartirlo con los demás).
• Ausencia de juego simbólico (dar de comer a muñecas, hacer cocinitas, jugar a coches como si fueran de verdad, etc.).
• Se establece poco contacto visual y no observan la expresión de la cara del interlocutor cuando juntos están viendo alguna cosa inusual. No acostumbran a realizar la sonrisa social.
• Su lenguaje, si existe, es literal (no entienden las bromas, los chistes, los dobles sentidos ni las metáforas).
• Evitan el contacto físico o les gusta más bien poco. Acostumbran a tener hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva. Frecuentemente existe poca sensibilidad al dolor.
• Reaccionan poco ante la voz de sus padres, lo que puede hacer sospechar de un déficit auditivo.
• Presentan intereses inusuales. Además, son repetitivos y no compartidos.
• Pueden mostrar comportamientos extraños, repetitivos y auto estimulantes como el balanceo, el movimiento de aleteo de manos o caminar de puntillas entre otros.
• Los que presentan más nivel intelectual, notan que son diferentes y no entienden qué les pasa. Son la pieza del puzle que no sabe acoplarse ni encajar en el tablero social.
Minuto 26