El supervisor del condado de Maricopa, Clint Hickman, finalmente admitió de forma pública que fue presionado por la Casa Blanca para obstaculizar el conteo de votos y evitar la derrota de Donald Trump, lo que ahora le ha valido el desdén y el ataque de los fanáticos del expresidente.
“He sido republicano desde mi primera votación para el presidente Reagan en los años 80, y no estoy acostumbrado a que la gente de mi propio equipo me empuje con bayonetas”, dijo el martes en un programa de radio.
Recientemente, Arizona Republic publicó mensajes de texto y mensajes de voz obtenidos a través de solicitudes de información pública que mostraban que Hickman y otros supervisores eran presionados por sus compañeros republicanos para actuar en nombre de Trump y evitar la victoria electoral de Joe Biden, mientras era presidente de la Junta de Supervisores del Condado de Maricopa, durante las elecciones generales de noviembre del 2020.
Aunque Hickman fue reelegido, ya no se desempeña como presidente de la poderosa junta, que gobierna una región que incluye a Phoenix y al 60% de los votantes de Arizona.
Los mensajes recientemente publicados muestran que Kelly Ward, presidente del Partido Republicano de Arizona, trató de convencer a los republicanos en la junta para que cuestionaran los resultados de las elecciones y le envió un mensaje de texto a Hickman: “Necesitamos que dejes de contar”.
Además del contacto de Ward, Hickman dijo que cree que Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump, llamó a los supervisores republicanos, todo mientras el Condado estaba involucrado en múltiples demandas relacionadas con la elección.
“Fue un poco preocupante, y traté de decirle a todo el mundo que podía llegar a estas personas y decirles: ‘Miren, mi junta y definitivamente yo mismo como presidente, no voy a tener comunicaciones con nadie afuera de este proceso de litigio’”, dijo.
El 13 de noviembre, cuando quedó claro que el demócrata Joe Biden ganaría los 11 votos electorales de Arizona, Ward le dijo a Hickman que esperara una llamada de Trump y efectivamente recibió dos llamadas de la Casa Blanca que no respondió, la víspera de Año Nuevo y el 3 de enero.
Entre esas llamadas, y solo unos días antes de que el Congreso certificara la victoria de Biden, se conoció la noticia de que Trump había llamado al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, por teléfono e instó al republicano a “encontrarle 11,780 votos”: en la apretada carrera de Georgia.
Hickman dijo que le hubiera encantado hablar con el presidente en funciones, pero no en esa situación.
“Escuché eso y leí la transcripción y simplemente no es un lugar donde quería estar, No quería entrar en esa esituación”, dijo Hickman, refiriéndose a la llamada de Georgia.
“Había demasiadas personas que tenían comunicaciones fuera de la presencia de nuestra junta y de nuestro fiscal del condado, y sentí que si era necesario grabar esto para cubrirme, era mejor no hacerlo. Así que no acepté la llamada”.
Hickman y la junta continuaron defendiendo el conteo de votos en el Condado de Maricopa y han mantenido que el resultado no se vio afectado por fraude o irregularidades, pero además han desestimado de los tribunales múltiples demandas que impulsan acusaciones no probadas.
Y a pesar de que la junta autorizó dos auditorías independientes, más allá de lo requerido por la ley estatal, que no encontraron problemas con la elección, los líderes republicanos del Senado estatal llevaron al condado a los tribunales para obtener acceso al equipo de votación y los casi 2,1 millones de boletas tratando de probar las teorías de fraude impulsadas por Trump.
El Senado contrató a Cyber Ninjas y otros contratistas para realizar lo que se convirtió en una auditoría divisiva a partir de abril, y los resultados se esperan para fines de julio o principios de agosto. Los funcionarios del condado de Maricopa han cuestionado la competencia, los métodos y las intenciones de los auditores.
“La política es un juego difícil al otro lado del pasillo, pero no estoy acostumbrado a este tipo de cosas de la gente de mi lado del pasillo, ninguno de mis colegas lo está”, dijo Hickman.