Pregunte a mis estudiantes a mediados de 1980: “¿Quién es el más grande narcotraficante en América?” Alguien contesto, “Pablo Escobar”.
Les dije: “NO. El narcotraficante más grande en América es el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan”.
Un par de estudiantes se levantaron y se salieron diciendo que no iban a sentarse allí a escuchar que les insultara a su presidente, en ese tiempo enseñaba una clase de Chicano Studies en Grossmont College en las afueras de San Diego California. Recientemente se había descubierto el intercambio Irán-Contra donde Estados Unidos con la ayuda del Coronel Oliver North, intercambiaba armas de Irán, supuestamente el enemigo, y se las entregaba a los Contras de Nicaragua a los cuales Estados Unidos financiaba en un intento de derrocar al gobierno Sandinista que acababa de derrocar la dictadura de Anastasio Somoza.
Y es que Somoza era un dictador corrupto al servicio de Estados Unidos y las grandes corporaciones norteamericanas.
Pero eso no era lo peor: Lo peor era que se financiaba esa operación importando cocaína pura de Colombia y distribuyéndola en las comunidades negras de California en forma de piedra llamada “Rock Cocaine”.
La roca es muy fácil de fabricar, sólo se toman 7 partes de bicarbonato de sodio con una parte de cocaína y se hierve a cierto punto hasta que se convierte en piedra, sin embargo si te pasas del punto se evapora y te quedas sin nada.
Para esto, expertos químicos asesorados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) entrenaron a micro distribuidores en los barrios y de esa manera una droga de ricos se convirtió en la droga de los pobres.
Cualquier distribuidor con un sartén de acero inoxidable, agua, bicarbonato, reloj y estufa podía fabricar una droga que te causa euforia momentánea y por droga el adicto roba, asalta y hace lo que sea para conseguir los 20 dólares y conseguir el siguiente “high”.
El dinero de estas operaciones se utilizaba por la CIA para comprar armas de Irán y así no tener que pedir dinero del Congreso y mantener la operación secreta.
Gary Stephen Webb, el reportero que supuestamente se suicidó de “dos tiros en la cabeza” en el año 2004 fue el que siguió la investigación y conectó como la CIA trabajó con narcotraficantes nicaragüenses del gobierno de Somoza exiliados en San Francisco para importar, distribuir y financiar el armamento con los que se intentaba derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua.
Su trabajo de reportero investigador honesto causó que lo despidieran y lo bloquearan, perdiendo su matrimonio y finalmente hasta la vida, pero gracias a ese trabajo tenemos un diagnóstico de como el narcotráfico y la guerra contra las drogas es utilizado por todos los gobiernos en el juego geopolítico y militar.
Inclusive como es utilizado internamente para neutralizar la rebeldía de los barrios y los ghettos y convertir a gran parte de nuestra juventud en drogadictos para desmantelar movimientos políticos y alimentar el complejo militar y de prisiones que es tan lucrativo para las corporaciones y los gobiernos.
Es una gran lección si queremos saber que esta pasando en realidad detrás de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la liberación del General Cienfuegos, y el motivo principal de la famosa “guerra contra las drogas”.
Diría yo la guerra a favor de las drogas para mantener el control geo-político, económico, y militar del mundo.