Salvador Reza
Phoenix, Aztlán
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(Donde vive el espíritu de la verdad)
“Soy feliz porque no quiero nada de nadie. No me importan el dinero, condecoraciones, títulos ni distinciones. No ansío halagos. No me acredito nada. Un ser feliz está muy contento con el presente para preocuparse mucho por el futuro”. Albert Einstein
Mas bien Einstein estaba feliz internado en el universo porque su vida material en realidad no le importaba mucho, él miraba lo material como parte de la fórmula para entender la energía, él decía que todo era energía, simplemente lo material era energía con una vibración diferente para ser visible a los seres vivientes; también decía que éramos espíritus que usamos un vestido bioquímico para divertirnos durante la etapa que cruzamos por esta dimensión.
Sin embargo con la excepción de los pueblos originales, iluminados, algunos monjes budistas, algunos gurús, la mayoría de los seres humanos estamos inconscientes a lo que la naturaleza, los elementos, las dimensiones universales nos quieren enseñar. Un canto Wirrarika (Huichol) habla de pizarrones, de borradores donde aprendemos y desaprendemos lo que el universo nos transmite, cómo niños inocentes vemos la biblioteca universal de los cuatro elementos y las grabaciones en el laboratorio de la Madre Tierra y no alcanzamos a entender ni el lenguaje ni la visión.
Somos espíritus aprendiendo a ser humanos en la pre escuela saturada de enajenación patriótica, ideológica y religiosa que nada tiene que ver con las frecuencias energéticas que nos saturan día a día.
Cada campaña política, cada discurso presidencial, cada guerra habida o por haber son solo manifestaciones de energía, fue la energía la que puso y quito a Trump, fue la energía la que puso y quito al Sheriff Arpaio y es la energía en la que nadamos que nos pone en el lugar, tiempo y espacio donde nosotros permitimos que nos guié y muchas veces que la rechacemos.
La película “The Matrix”, capta algo del ser humano como energía usurpada y programada para el bienestar de la maquinaria que destruye el medio ambiente; la película refleja la vida misma de los sobrevivientes atrapados en una guerra por el control individual y colectivo de los recursos naturales que al fin y al cabo también es energía.
Cuando movilizamos mas de cien mil personas en contra de la ley SB1070 uno de los jóvenes entrenados en los sindicatos dijo que estábamos muy desorganizados y que no lograríamos el objetivo de que el pueblo saliera a manifestarse a las calles.
Yo le contesté que no se trata de organización estilo sindicatos, se trata de mover la energía latente en cada ser humano que rechaza la energía del racismo y la discriminación.
Como decía Einstein, la vibración mas pequeña tiene repercusiones no solo a nivel mundial sino también a nivel universal porque todo está conectado, desde el átomo hasta las estrellas, desde el virus del Covid hasta la bomba atómica.
Ninguna lucha es insignificante, pues la lucha personal utiliza tanta energía como la lucha social, sin embargo uno no puede dar lo que no tiene.
Un carro que no genera electricidad descarga la batería, así como un ser humano sin fuerza espiritual se deteriora a los vicios y a la drogadicción; la energía que el drogadicto pierde se transfiere a la riqueza narco política y corporativa de los lavadores de dinero, mientras que la energía que se retiene por el que no cae en vicios es la riqueza de la familia a la que pertenece y la comunidad que lo cobija.