Cuando su hijo murió, una madre accedió a donar sus órganos. Eso la llevó a donar la placenta de su siguiente embarazo para ayudar a otros a “disfrutar de sus familias como yo disfruto de la mía”, dijo.

Alejandra Robles perdió a su hijo José cuando él tenía 7 años debido a una hidrocefalia severa . Fue entonces cuando la Red de Donantes de Arizona/ Done Vida (Donor Network of Arizona) se acercó para preguntarle si quiere donar los órganos de su primogénito.

A ella no le costó trabajo acceder.

“Yo cuando saqué mi licencia a los 18 años, decía ‘yo ya me puse como donante y si algo me pasa quiero que acepten’”, pidió a su familia Robles. “Entonces cuando pasó lo de mi hijo, era algo que ya estaba en mi donar”.

Después de la donación de órganos de José, la organización le pidió a Alejandra que compartiera su historia, a lo cual ella accedió además de convertirse en voluntaria para ayudar a informar a la comunidad sobre la donación de órganos.

También la invitaron a participar en un calendario y ella estaba a punto de tener a su tercer bebé, su segunda mujercita.

“Participé, y cuando me llegó el calendario antes de que llegara el 2019, vi que alguien había donado la placenta. Yo acababa de tener un bebé y había dicho ‘sería muy bonita que yo pudiera donar’”, compartió.

Una segunda oportunidad de donar
Al poco tiempo, Alejandra se ve e embarazó de nuevo. Los médicos le dijeron que daría una luz por medio de una cesárea. Para entonces ella sabia que era uno de los requisitos para poder donar la placenta en ese embarazo.

“Me dieron la información que necesitaba para donar mi placenta”, dijo.

Y al llegarse el momento de dar a luz, el proceso fue muy sencillo y fácil, explicado.

“Fue lindo. Llegó [la representante de la Red de Donantes], me dio un regalo, firme unos papeles. No fue algo difícil”.