Durante 16 años, a través de su organización no lucrativa “Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes” (“Victims of Crimes US”) de José Guzmán, se ha dedicado en cuerpo y alma a restaurar las heridas de aquellas y aquellos que, al igual que él, han sufrido en carne propia la pérdida de algún ser querido a manos de criminales, o que han sido víctimas de otra clase de crímenes; es un auténtico guerrero con fortaleza y temple de hierro y con un corazón de oro.
De 55 años de edad, José Guzmán es originario de Guadalajara, México; de familia humilde y el sexto de 12 hermanos, siendo niño aún con apenas 15 años y tras la muerte de su padre que era bracero, emigró a los Estados Unidos para ayudar a su familia, estableciéndose primero en San Diego, sin dejar desde entonces de trabajar como hace hasta hoy.
Posteriormente se trasladó a Los Ángeles, donde durante varios meses vivió en las vías del tren, hasta que una familia al ver que era un muchacho honrado y trabajador le ofreció un garaje de su casa, donde el joven inmigrante instaló su primer taller de carpintería.
Poco después conoció a la que sería la compañera y el amor de su vida: María Guadalupe Sánchez, con quien procreó 3 hijos (dos varones y una mujer).
Presencia nacional
Viendo la gran necesidad de ayudar a más y más personas, José Guzmán fue extendiendo poco a poco su campo de acción, hasta tener presencia casi a nivel nacional.
En la actualidad la fundación “Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes” (“Victims of Crimes US”) atiende a víctimas y familiares de víctimas de ciudades de 24 estados como Los Ángeles, Las Vegas, Tulsa, Nueva York, Denver, Chicago, San Antonio, San Francisco y Houston, sólo por mencionar algunas.
A pesar de tener un equipo reducido con tan sólo 4 asistentes, en promedio su organización atiende diariamente entre 70 y 80 personas, es decir, de 600 a 800 cada mes a nivel nacional, tanto en persona como por teléfono; casi el 80 por ciento son mujeres maltratadas y menores de edad víctimas de algún tipo de abuso.
En Phoenix diariamente dedica parte de su día a transportar a familiares de víctimas y a las propias víctimas de delitos a la Corte, les consigue apoyo financiero para funerales, consejería, atención psicológica y las pone en contacto con agencias de servicios legales.
Trabajo con agencias policiacas
A lo largo de estos 16 años, José Guzmán ha trabajado hombro a hombro y a brazo partido con las autoridades gubernamentales y diversas agencias policiacas de todos los niveles; es decir, locales, estatales y federales.
En el 2006 empezó a colaborar con el Departamento de Policía de Phoenix, en específico con el programa Testigo Silencioso, que en ese tiempo coordinaba el hoy Sheriff del Condado Maricopa, Paul Penzone, quien fue el encargado de resolver el homicidio de su hijo Guillermo y su amigo Rafael, capturando a los asesinos; desde entonces ayuda a fomentar entre la comunidad la denuncia anónima de crímenes y la identificación de criminales.
Hoy día trabaja estrechamente con los departamentos de Policía de Phoenix, Tucson, Glendale, Mesa, Chandler, Tempe, Surprise, Avondale y con prácticamente todas las agencias policíacas de Arizona, incluido el Departamento de Seguridad Pública (DPS).
Mención especial merece el trabajo conjunto que realiza con el Sheriff Paul Penzone, del Condado Maricopa y con Juan Morán, del Servicio de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) en Arizona.
Con ellos y con la Policía de Phoenix José organiza foros comunitarios reuniendo entre 500 y 1,000 personas cada vez, en los que les ofrecen información para la prevención de delitos, así como recursos a quienes han sido víctimas de crímenes y les informan sobre sus derechos; les enseñan cómo defenderlos y hacerlos valer.
Uno de los principales propósitos de esos foros es también fomentar la confianza de la ciudadanía en los policías y las autoridades en general, y así juntos luchar contra la delincuencia.
En los últimos años, José Guzmán y su organización se han enfocado a trabajar de cerca con la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos (US Border Patrol), ante el creciente número de menores de edad reclutados por las bandas de tráfico de personas y drogas.
El modus operandi de estos cárteles es embaucar a los ingenuos muchachos (de 12 a 17 años), ofreciéndoles dinero fácil y diciéndoles que no les harán nada porque son menores de edad, lo cual es una gran falsedad.
La fundación “Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes” y José Guzmán, junto con la Patrulla Fronteriza también de enfocan en la protección de esos jóvenes, y educan a sus padres para evitar que caigan en los engaños de esos criminales.
Con Juan Morán y el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) orientan a las personas que están en procesos migratorios, para que hagan lo correcto y no cometan errores que pudieran lamentar toda la vida; asimismo, alertarlos de no caer en las garras de pseudo abogados, notarios e individuos deshonestos y sin escrúpulos que sólo quieren su dinero.
“Siendo sargento en la Policía de Phoenix y responsable del programa Testigo Silencioso, conocí a José cuando su hijo fue asesinado; sinceramente nunca imaginé que llegaría hasta donde hoy se encuentra, como un líder social respetado que ha ayudado a muchas familias desde entonces, a través de su organizacion que es muy reconocida y que nosoros apoyamos”, manifestó el ahora Sheriff del Condado Maricopa, Paul Penzone.
Reconocimientos
Con una mesa directiva integrada en su mayoría por agentes del orden, José Guzmán y su Fundación “Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes” (“Victims of Crimes US”) gozan de gran prestigio, pero sobre todo del respeto de la comunidad y las propias autoridades.
La gente confía en él y por eso acude en busca de su ayuda, por su parte, especialmente la Policía de Phoenix, el Sheriff del Condado Maricopa y el USCIS con frecuencia lo buscan como puente para acercarse a la comunidad.
En diferentes ocasiones lo han reconocido públicamente; el programa Testigo Silencioso y la Policía de Phoenix, le entregaron una condecoración por su gran labor de apoyo a la prevención y resolución de crímenes.
En el año 2013, durante la presidencia de Barack Obama, fue invitado a la Casa Blanca y al Congreso de los Estados Unidos para hablar de su labor comunitaria, así como exigir mayor atención a la salud mental y un control más estricto de las armas de fuego.
Han sido 16 años de arduo trabajo de José Guzmán y su organización, a pesar de lo limitado de sus recursos económicos. Pero lejos de tirar la toalla ni ponerse a descansar, está dispuesto a redoblar esfuerzos, y está más decidido que nunca a tender su mano y ayudar a levantarse a los caídos, a los que sufren por la pérdida de seres queridos por crímenes violentos y a quienes son víctimas de delitos y abusos, la mayoría de los cuales son personas indefensas y vulnerables como mujeres y menores de edad.
La tragedia marcó su vida
Con el propósito de alejar a sus hijos de un ambiente teñido de violencia como era en ese tiempo el de Los Ángeles debido a las pandillas, José y su esposa decidieron venir a vivir a Phoenix, Arizona.
Irónicamente, la noche del 5 de noviembre del año 2005 el destino les jugó una mala pasada; el mayor de sus hijos, Guillermo, fue brutalmente asesinado por 3 delincuentes juveniles, junto con su mejor amigo Rafael, durante un asalto a mano armada en el restaurante de comida rápida donde trabajaban.
El violento doble homicidio conmocionó no solo a Phoenix, sino a todo Arizona y al país entero; llamó la atención la saña, la sangre fría y la forma tan artera con la que los 3 jóvenes criminales ultimaron a sus víctimas que tenían casi su misma edad.
Al hijo de José le dispararon con un rifle AK-47 o “cuerno de chivo”.
Al igual que su amigo Rafael, Guillermo era un estudiante brillante y excelente basquetbolista; admiraba a Michael Jordan y soñaba con jugar en la NBA, pero 3 criminales no sólo acabaron con sus sueños, sino con su vida misma; de apenas 16 y 17 años, respectivamente, cursaban el último grado de High School en la escuela Carl Hayden.
Pese a la magnitud de la tragedia y su gran dolor, al año siguiente, junto a su amada esposa fundó la organización no lucrativa “Padres y Parientes de Víctimas de Crímenes” (“Victims of Crimes US”) para acompañar y ayudar a sanar las heridas de familiares de víctimas y a las propias víctimas de crímenes; fue un proyecto y una misión iniciados junto con su esposa, y que ahora, ya sin ella, se esfuerza por seguir cumpliéndola como desde el principio.
“Fue un golpe devastador para mi familia, pero con la ayuda de Dios poco a poco salimos adelante; mi esposa y yo empezamos a apoyar en lo que podíamos a las familias que estaban pasando por algo igual, y en el 2006 fundamos esta organización”, indicó el activista.