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Un estudio mostró que un tipo de ratón de laboratorio es muy susceptible a un coronavirus derivado del pangolín, un mamífero con escamas del tamaño de un gato. Esto no significa que el virus sea peligroso para los humanos. El virus está emparentado con el que causa el COVID-19, pero no desciende de él, contrariamente a las afirmaciones de que se trata de una “cepa mutante del COVID-19”. Además, el virus no fue “creado” por científicos.

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En ocasiones, los biólogos trabajan con ratones de laboratorio diseñados para que tener tejidos, células o genes similares a los humanos. Los investigadores que estudian los virus pueden utilizar ratones modificados genéticamente para tener receptores humanos en sus células que permitan la entrada de los virus que infectan a los humanos.

Aunque estos ratones “humanizados” pueden aportar información sobre los virus y los tratamientos o vacunas que pueden funcionar contra ellos, los ratones no son tan parecidos a los seres humanos. Un virus que mata a un ratón humanizado no será necesariamente peligroso para las personas.

Un reciente estudio de una versión del virus del pangolín en uno de estos modelos modificados de ratón ha sido tergiversado. Los pangolines son mamíferos muy apreciados en Asia por su carne y sus inusuales escamas. Una versión preliminar del estudio fue publicada el 4 de enero como preimpresión no revisada por pares. Los investigadores publicaron una preimpresión actualizada el 21 de enero en respuesta a la extensa malinterpretación de su trabajo.

“Un laboratorio chino crea una cepa mutante del COVID-19 con una tasa de mortalidad del 100% en ratones ‘humanizados’: muerte ‘sorprendentemente’ rápida”, decía el titular de un artículo publicado el 16 de enero en el New York Post.

“Científicos chinos ‘crean’ una cepa mutante del coronavirus que ataca el CEREBRO y tiene una tasa de mortalidad del 100% en ratones, mientras admiten que existe el ‘riesgo de que se extienda a los humanos’”, decía el titular de un artículo del Daily Mail publicado el mismo día. Varias versiones de estas afirmaciones han sido difundidas ampliamente en las redes sociales.

Foto de un pangolín por Doloh / stock.adobe.com

En realidad, los investigadores se enfocaron en el GX_P2V, un virus que se encuentra en los pangolines. Cuando infectaron a cuatro ratones, modificados para generar determinados receptores humanos, el virus mató a los ratones. Pero uno de sus autores, Lihua Song, investigador en la Universidad de Tecnología Química de Pekín, aclaró que el estudio no significaba que el virus es peligroso para personas. 

Los ratones utilizados en los experimentos “son casos únicos y no existen en la naturaleza”, escribió Song en un comentario del 17 de enero en el servidor de preimpresiones donde se publicó el estudio. “Los resultados de estas pruebas no pueden aplicarse a los humanos”. 

Existen muchos tipos diferentes de coronavirus. El coronavirus utilizado en el estudio pertenece a la misma familia que el SARS-CoV-2, el coronavirus que causa el COVID-19, pero es incorrecto afirmar que el virus del estudio es una “cepa mutante del COVID-19”, ya que no desciende del SARS-CoV-2. 

Los autores del estudio tampoco “fabricaron” o “crearon” la versión del GX_P2V que utilizaron para infectar a los ratones. El virus utilizado en el estudio no fue diseñado por científicos y ya había sido descrito anteriormente. Los investigadores explicaron en la preimpresión actualizada que los nuevos hallazgos no alteran su impresión fundamental de que el virus es relativamente débil, o de que está atenuado.

 Las características de los ratones explican por qué el virus es letal

En la preimpresión actualizada, los investigadores plantearon la hipótesis de que el GX_P2V resultó ser muy letal en estos ratones porque habían sido diseñados para ser inusualmente susceptibles a infecciones en sus cerebros. Señalaron que no se esperaría que los humanos o, por ende, los ratones normales, fueran igualmente susceptibles.

Para entrar en las células, los virus necesitan adherirse a receptores específicos. El GX_P2V, al igual que el SARS-CoV-2, entra en las células utilizando receptores ACE2. Muchos tipos diferentes de animales tienen receptores ACE2. Para comprender mejor la infección vírica en los humanos, los investigadores a veces diseñan ratones para que produzcan receptores ACE2 humanos.

En un estudio anterior en ratones con receptores ACE2 humanos, el GX_P2V tenía una capacidad limitada para enfermar a ratones. Pero los ratones utilizados en el nuevo estudio habían sido modificados para producir grandes cantidades de ACE2 humano en múltiples tejidos, incluido el cerebro, según la preimpresión. Los niveles de ACE2 son más bajos en los cerebros humanos, señalaron los investigadores.

Los ratones del estudio “producen niveles masivos de ACE2 en prácticamente todas las células del cuerpo, por lo que se infectan con unos niveles de virus mucho más elevados y en más órganos de lo que lo haría un ser humano”, afirmó Angela Rasmussen, viróloga en la Organización de Vacunas y Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Saskatchewan, en un hilo de X, antes conocido como Twitter, publicado el 19 de enero. Los animales murieron porque habían sido diseñados “para soportar un crecimiento masivo de un virus”, explicó. 

Los investigadores no ‘crearon’ un nuevo virus

El GX_P2V fue aislado originalmente de un pangolín, que había sido incautado en una operación anticontrabando, en 2017 por otro grupo de investigadores. El virus fue descrito en un artículo publicado en Nature en 2020. Los investigadores lo cultivaron en células, pero la versión obtenida, denominada GX_P2V(short_3UTR), era ligeramente diferente a la versión que había sido aislada del pangolín originalmente.

Rasmussen explicó en X que es habitual que un virus de ARN como el GX_P2V cambie a medida que crece en un cultivo celular. “No es algo imprevisto y suele atenuarse”, dijo, lo que significa que los virus se vuelven menos virulentos. 

El virus utilizado en el estudio no fue el resultado de ingeniería ni de ningún tipo de manipulación intencionada, sino que “se produjo durante el curso normal del aislamiento de este virus mediante técnicas virológicas clásicas”, explicó.

Song, uno de los autores de la preimpresión, declaró a FactCheck.org por correo electrónico que, de hecho, él y sus colegas estaban tratando de investigar si la variante GX_P2V podría utilizarse como vacuna para proteger de forma generalizada contra las cepas de SARS-CoV-2. Ha habido interés en desarrollar vacunas que protejan contra una mayor variedad de variantes del SARS-CoV-2, incluidas sus variantes futuras. 

La variante GX_P2V, según Song, parecía prometedora como candidata a vacuna porque en investigaciones anteriores se había identificado como “muy atenuada en varias especies animales”, lo que significa que no enfermó significativamente a los animales.

Song explicó que los investigadores administraron el virus a los ratones principalmente para ver qué tipo de respuesta inmunitaria generaba. Añadió que el descubrimiento de que el virus era letal en ratones modificados “fue imprevisto” y presentó nuevas ideas sobre cómo podrían utilizarse los ratones modificados y el virus en la investigación.

Los investigadores podrían vacunar a los ratones con una posible vacuna contra el COVID-19 y luego exponerlos a la variante GX_P2V, sugirió Song. Esto podría ayudarles a evaluar si la vacuna puede proporcionar una protección amplia. Song también dijo que el modelo es especial, porque el virus se replicó y mató a los ratones sin causar la inflamación que acompaña a una infección por SARS-CoV-2. Dijo que los investigadores podrían utilizar el modelo para probar la eficacia de los fármacos antivirales en la supresión de la replicación viral.

En la preimpresión original, los investigadores habían escrito que el trabajo “resalta el riesgo de derrame del GX_P2V a humanos”. Esta afirmación fue eliminada en la versión posterior.

Song dijo que la frase original se basaba en la idea de que el experimento “corroboraba hallazgos anteriores de que, en efecto, GX_P2V puede utilizar ACE2 humano en infecciones, lo que me llevó a sugerir un riesgo potencial, aunque teórico, de transmisión a humanos”. 

Pero, según él, la frase “confundió a los lectores sin pretenderlo, haciéndoles creer que existía un riesgo potencial de que el virus se extendiera a los cerebros humanos y causara una mortalidad del 100%, lo cual no es correcto”.

Es más, explicó, los científicos que leyeron la preimpresión señalaron que actualmente no hay pruebas empíricas que indiquen que existe un riesgo de propagación a seres humanos. “Aunque se ha demostrado en investigaciones anteriores que este virus puede adherirse al receptor humano ACE2, la evaluación de los riesgos de derrame implica una evaluación más amplia que la mera interacción con el receptor”, dijo.

Las tergiversaciones se convierten en teorías de conspiración

Como hemos dicho, los autores de la preimpresión no crearon un nuevo virus ni hicieron que un virus se volviera más dañino.

A pesar de estos hechos, algunas publicaciones difundieron teorías infundadas sobre una nueva enfermedad. Algunas publicaciones mezclaban afirmaciones sobre el estudio con ratones con referencias a la Enfermedad X, un nombre de referencia para posibles pandemias futuras que ha sido utilizado para apoyar teorías de conspiración.

“Pronto habrá una nueva cep de covid -19 llamada enfermed-x ¡¡¡Te mata al 100% en 8 días!!!”, dice una publicación donde se combinan múltiples afirmaciones sin fundamento.

Otras publicaciones se referían al trabajo como una investigación de ganancia de función. “Así que la investigación de ganancia de función no es solo una ganancia de función para el coronavirus, es una ganancia de función para el virus del Imperio totalitario”, dice una publicación, argumentando que la creación de nuevos virus “consolida el poder del Estado”.

Song negó que su estudio constituyera una investigación de ganancia de función en un comentario en la preimpresión. “Ha habido gente que ha intentado malinterpretar nuestro trabajo como una investigación de ganancia de función”, dijo. “Quiero ser claro: no es el caso”.

Hay varias definiciones de lo que son las investigaciones de ganancia de función, que en general se refieren a investigaciones en las que un organismo adquiere alguna capacidad nueva. Otras definiciones más específicas intentan centrarse en un subgrupo de investigaciones de ganancia de función que pueden ser arriesgadas.

El gobierno de EE. UU. define a uno de estos subgrupos, denominados como investigación de patógenos pandémicos potenciales mejorados, como el trabajo que “se prevé razonablemente que creará, transferirá o utilizará patógenos pandémicos potenciales como resultado de la mejora de la transmisibilidad y/o virulencia de un patógeno en humanos”. 

Rasmussen coincidió en X en que el estudio de Song no era una investigación de ganancia de función, refiriéndose a esta última definición. Esto se debió tanto a que la variante GX_P2V no fue diseñada ni fabricada intencionadamente, como a que el virus “no causó mucha enfermedad en hámsters” y no se podía “prever razonablemente” que causara una enfermedad grave.

Afirmó que es válido tener opiniones diversas sobre los riesgos que plantean las investigaciones de virus, pero se opuso al alarmismo y a las críticas sin fundamento.

“La razón por la que fue tan mortal en estos ratones en particular es porque están diseñados para soportar un crecimiento masivo de virus”, dijo Rasmussen. “Hay una ganancia de función en los ratones, con altos niveles de ACE2 humano por doquier, no en el virus”.

Traducido por Elena de la Cruz.

Nota del editor: Los artículos de SciCheck que brindan información certera y que corrigen información errónea sobre temas de salud se publican gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación.

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