Esta historia habla sobre el suicidio. Si tiene pensamientos suicidas, puede obtener ayuda a través de la línea de ayuda 988.

Un día después de un tiroteo en una escuela de Minnesota, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., afirmó, como ya lo ha dicho antes, que ciertos antidepresivos, conocidos como ISRS (SSRIs, en inglés), “podrían estar contribuyendo a la violencia” de estos casos. Los expertos afirman que no hay evidencia directa que vincule los ISRS con los tiroteos masivos. Kennedy también afirmó falsamente que los ISRS contienen advertencias de riesgo de pensamientos homicidas.

El 27 de agosto, un agresor disparó a través de las ventanas de la Escuela Católica de la Anunciación en Minneapolis, Minnesota, matando a dos estudiantes e hiriendo a otros 21, antes de morir por una herida de bala autoinfligida. El sospechoso, identificado como Robin Westman, era un exalumno de la escuela, de 23 años de edad, que en 2020 cambió legalmente su nombre para reflejar una identidad de género femenina. Las autoridades aún no han identificado un motivo para el tiroteo, aunque el jefe de policía de Minneapolis afirmó que Westman “claramente tenía una obsesión desquiciada con autores de tiroteos masivos anteriores”.

Al día siguiente del tiroteo, Kennedy apareció en “Fox & Friends”, y cuando se le preguntó si estaba investigando si las drogas de afirmación de género podrían estar detrás del tiroteo, el secretario recurrió a los ISRS, o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

“Estamos iniciando estudios sobre la posible contribución de algunos ISRS y otros fármacos psiquiátricos que podrían contribuir a la violencia”, dijo Kennedy. “Muchos de ellos (…) tienen advertencias de recuadro negro que advierten sobre ideación suicida y homicida”, agregó refiriéndose a la advertencia de riesgo en las etiquetas de medicamentos, que aparecen en un recuadro negro. “Por lo tanto, no podemos descartarlos como culpables”.

“Este tipo de violencia es muy reciente. Es algo nuevo en la historia de la humanidad”, añadió. “Nunca antes la gente entraba a una iglesia o a un aula y comenzaba a disparar. Y no está sucediendo en otros países. Está sucediendo aquí. Y debemos investigar a todas las posibles causas que podrían estar contribuyendo en esto”.

El 9 de septiembre, Kennedy volvió a hablar de los fármacos psiquiátricos como una posible causa de los tiroteos escolares y dijo que estaban siendo estudiados por los Institutos Nacionales de Salud, aunque no mencionó específicamente a los ISRS.

Le pedimos al HHS detalles sobre los estudios que Kennedy dijo que se estaban iniciando y qué datos respaldan un vínculo entre los ISRS y los tiroteos escolares, pero no recibimos respuesta. 

Los ISRS, que no son fármacos de afirmación de género, sí tienen advertencias de recuadro negro que advierten sobre un aumento en la tendencia suicida, o pensamientos y comportamientos suicidas, en jóvenes. Sin embargo, la advertencia de tendencia suicida no es lo mismo que un aumento en el riesgo de suicidio, ni se extiende a pensamientos o comportamientos homicidas. La depresión y otros trastornos de salud mental aumentan el riesgo de suicidio, y el tratamiento puede ayudar.

En cualquier caso, los expertos nos dijeron que no hay evidencia que respalde la idea de que el uso de ISRS sea la causa de tantos tiroteos masivos en Estados Unidos. (Hasta la fecha, no hay información sobre si Westman tomaba un ISRS o algún otro fármaco psiquiátrico).

“No existe relación entre los ISRS y los tiroteos masivos”, nos dijo el Dr. Ragy Girgis, psiquiatra clínico de la Universidad de Columbia y del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, experto en asesinatos masivos y violencia en enfermedades mentales.

El Dr. Paul S. Appelbaum, psiquiatra también de Columbia, coincidió. “Si consideramos el perfil de los típicos perpetradores de tiroteos masivos (jóvenes, hombres, socialmente aislados, que albergan agravios), no sorprende que algunos de ellos tomen ISRS para la depresión o la ansiedad”, nos comentó por correo electrónico. “Pero los datos disponibles no sugieren que los ISRS los hagan más propensos a participar en tiroteos masivos. De hecho, en la medida en que los ISRS alivian su angustia, podrían reducir el riesgo de violencia”.

“No hay evidencia creíble de que los ISRS u otros antidepresivos causen tiroteos escolares o masivos”, nos dijo en un correo electrónico James Densley, cofundador del Centro de Investigación del Proyecto de Prevención de la Violencia en la Universidad Hamline en Minnesota.

Kennedy ha invocado repetidamente los ISRS en el pasado como explicación de los tiroteos escolares, como hemos señalado antes

Por ejemplo, en 2023, hablando con Elon Musk sobre los tiroteos escolares, Kennedy afirmó que hay una “tremenda cantidad de evidencia circunstancial” de que “los ISRS, las benzodiazepinas y otras drogas están causando esto”.

“Antes de la introducción del Prozac, casi no teníamos ninguno de estos eventos en nuestro país”, continuó, refiriéndose al primer ISRS aprobado en Estados Unidos, en 1987. “Lo único que nos diferencia de cualquier otro en el mundo es la cantidad de medicamentos psiquiátricos que toman nuestros hijos”.

“Nunca antes en la historia de Estados Unidos ni en la de la humanidad había niños que fueran a la escuela y dispararan a sus compañeros”, le dijo también al comediante Bill Maher en un pódcast ese mismo año. “Realmente empezó a ocurrir coincidiendo con la introducción de estas drogas, con el Prozac y las demás”.

Kennedy ha hecho comentarios similares en otras ocasiones.

Pero lo cierto es que sí ha habido tiroteos masivos, incluyendo en las escuelas, antes de 1987, aunque es cierto que estos eventos se han vuelto más comunes con el tiempo. (Las estadísticas dependen de cómo se defina un tiroteo masivo; una definición requiere que al menos cuatro personas, además del tirador, resulten heridas o muertas).

Densley, quien también es profesor y presidente de criminología y justicia penal en la Universidad Estatal Metropolitana de Minnesota, dijo que la afirmación de Kennedy de que casi no había tiroteos escolares antes del Prozac “es históricamente y demostrablemente falsa”.

“Los países con el mayor uso de antidepresivos según los datos de salud de la OCDE (por ejemplo, Islandia, Canadá, etc.) también tienen tasas muy bajas de homicidios con armas de fuego y prácticamente ningún tiroteo masivo, lo que debilita aún más la afirmación de que ‘más ISRS = más tiroteos’”, agregó, refiriéndose a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Bases de datos no apoyan el vínculo

Varias bases de datos de tiroteos masivos no muestran una conexión con el uso de ISRS.

Girgis, quien es curador de la base de datos de asesinatos en masa de Columbia, nos dijo que en su base de datos, solo alrededor del 4 % de los perpetradores de tiroteos masivos en los EE. UU., durante las últimas tres décadas, tenían antecedentes de haber tomado alguna vez antidepresivos, y solo el 7 % tenían antecedentes de haber tomado alguna vez algún tipo de medicación psicotrópica.

“Descubrimos que el consumo de psicofármacos entre los autores de tiroteos masivos es muy inferior al de la población general”, escribieron Girgis y sus coautores en una carta al editor publicada en Psychiatry Research en septiembre, donde compartieron un análisis de dichos resultados. “En la mayoría de los casos, no tomaban psicofármacos de forma activa en el momento de los tiroteos o en un momento próximo a ellos, o bien, los medicamentos no parecían jugar un rol causal”.

Si bien reconocieron algunas limitaciones inherentes a la información de la base de datos, que puede no ser completa, los autores concluyeron que “la evidencia científica sugiere firmemente que los medicamentos antidepresivos, como los ISRS, no causan directamente que las personas cometan asesinatos en masa y suicidio”.

Si bien los porcentajes varían, la base de datos del Proyecto Violencia tampoco respalda una relación entre los antidepresivos y los tiroteos masivos. En la base de datos, que abarca el período comprendido entre 1966 y 2024, el 24 % de los autores de tiroteos masivos tomó algún medicamento psiquiátrico recetado en algún momento de su vida, según Densely, y entre quienes tenían un historial de medicación, “la proporción de personas con un ISRS registrado refleja la tasa de uso de antidepresivos en la población general estadounidense. En concreto, se sabía que 22 perpetradores de nuestra base de datos tomaban ISRS, lo que representa el 11 % de los perpetradores de tiroteos masivos. Los CDC afirman que aproximadamente el 13 % de los adultos estadounidenses (y el 8 % de los hombres adultos) informaron haber usado antidepresivos en los últimos 30 días (entre los adolescentes, la cifra es de aproximadamente el 3 % al 4 %)”.

Densley señaló que “las personas en crisis aguda tienen más probabilidades de que les receten medicamentos, por lo que las simples comparaciones de sí/no exageran cualquier vínculo entre drogas y violencia”.

Estos resultados son consistentes con una revisión de 2019 de información disponible públicamente sobre tiroteos escolares entre 2000 y 2017, que encontró que “la mayoría de los tiradores escolares no habían recibido tratamiento previo con medicamentos psicotrópicos, e incluso cuando lo recibieron, no se encontró una asociación directa o causal”.

Los ISRS y la violencia

Hay algunos estudios que identifican asociaciones entre el tratamiento con ISRS y la violencia. Un estudio de 2020, por ejemplo, utilizó datos de registros en Suecia y halló una asociación entre ser condenado por un delito violento y recibir ISRS, al comparar los periodos de uso y no uso en las mismas personas.

Sin embargo, debido a que los estudios son observacionales y no pueden controlar todos los factores que también podrían haber contribuido a la violencia, como la gravedad de la enfermedad, no significa que los ISRS necesariamente causaran la violencia. 

“Dado que una gran mayoría de personas que toman ISRS no cometerán delitos violentos, nuestros resultados tampoco deberían utilizarse como razón para negar el tratamiento con ISRS a pacientes que podrían beneficiarse de él, especialmente porque la causalidad sigue no estando clara”, advirtieron los autores del artículo de 2020.

En el estudio, menos del 3 % de los usuarios de ISRS cometieron un delito violento, y los hombres jóvenes y aquellos con antecedentes de delitos violentos impulsaron la mayor parte de la asociación observada.

Girgis, que no participó en el estudio, señaló que algunos de los crímenes violentos mencionados en el artículo no implicarían necesariamente violencia física, sino que serían clasificados como agresión en la literatura científica.

“La agresión es un concepto importante y es horrible, pero no es violencia”, afirmó.

En su opinión, lo único que demuestra el estudio sueco “es que las personas con depresión más grave reciben antidepresivos”.

De todas formas, el documento no dice nada sobre los ISRS y los tiroteos masivos.

El Dr. Seena Fazel, profesor de psiquiatría forense de la Universidad de Oxford y coautor del artículo sueco, nos comentó que el estudio “no tendrá una relevancia directa en los tiroteos masivos. Se realizó en Suecia, donde las armas de fuego están muy reguladas (y se utilizan principalmente para la caza)”. Añadió que “no tenía constancia de que esto se hubiera estudiado de forma que permitiera extraer conclusiones definitivas”.

ISRS y tendencia suicida

En cuanto a la tendencia suicida, Kennedy tiene razón al señalar que los ISRS contienen advertencias de recuadro negro que advierten que podrían aumentar el riesgo de pensamientos o comportamientos suicidas en personas menores de 24 años. Sin embargo, esto no equivale a un aumento del suicidio. Además, las etiquetas, que han generado controversia, también indican que la depresión y otros trastornos de salud mental “están asociados a un mayor riesgo de suicidio”. Los expertos nos indicaron que el tema tiene matices y no es tan simple como podría parecer. 

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aplicó por primera vez advertencias de recuadro negro a todos los antidepresivos en 2004 para niños y adolescentes. Las advertencias se basaron en un metaanálisis encargado por la FDA, que miró hacia atrás y analizó cuidadosamente dos docenas de ensayos clínicos pediátricos aleatorizados en busca de efectos adversos relacionados con el suicidio, después de que un informe a la FDA indicara que podría haber un problema con un ISRS.

Como explica el sitio web de la FDA, el metanálisis “mostró un mayor riesgo de suicidio durante los primeros meses de tratamiento en quienes recibieron antidepresivos”, con una tasa de aproximadamente el 4 %, en comparación con el riesgo del placebo del 2 %. Sin embargo, no se registraron suicidios en los ensayos. 

La FDA recomendó que los pacientes que comienzan a tomar los medicamentos “sean observados de cerca para detectar empeoramiento clínico, tendencias suicidas o cambios inusuales en el comportamiento”, y que “se les debe aconsejar a las familias que observen de cerca al paciente y se comuniquen con el médico que prescribe el medicamento”.

En 2007, la agencia amplió las advertencias hasta los 24 años. Como explica la advertencia de recuadro negro, los estudios no han encontrado un mayor riesgo de suicidio en adultos mayores de 24 años, y en adultos mayores de 65 años, hay un riesgo reducido.

Algunos expertos no están de acuerdo con las advertencias, argumentando que han hecho más daño que bien, dado que los datos en conjunto no sugieren que los ISRS aumenten el riesgo de suicidio.

“Estos estudios no vinculan los ISRS con el suicidio”, dijo Girgis. “Sugieren vínculos con pensamientos y conductas suicidas que no conducen al suicidio. Y hay una gran diferencia”.

Girgis explicó que una posibilidad es que el tratamiento antidepresivo permita a los pacientes deprimidos comunicar más sus pensamientos suicidas. 

“En estudios, cuando observamos que los pensamientos suicidas aumentan después de que alguien recibe un medicamento, no es porque el medicamento esté causando pensamientos suicidas”, dijo. “Es porque la persona está mejorando. Los pensamientos suicidas se están volviendo desagradables para ellos y los están reportando a sus médicos porque necesitan ayuda”.

Una revisión de 2021 sobre la depresión en adolescentes señala que un metaanálisis de 2007, que incluyó más ensayos que el análisis de la FDA, “mostró una pequeña, pero significativa, diferencia de riesgo de 0,7 puntos porcentuales (…) de ideación suicida o intento de suicidio entre los adolescentes que recibieron un fármaco y los que recibieron placebo”. Sin embargo, los datos “de ensayos más recientes sobre el tratamiento con antidepresivos en la población pediátrica no muestran una diferencia significativa en el riesgo de suicidio (…) posiblemente porque estos ensayos incluyeron medidas específicas para el suicidio, mientras que los ensayos anteriores se basaron en los eventos adversos notificados”, indicó.

Los expertos también han señalado datos que muestran una disminución en los suicidios de adolescentes y adultos jóvenes cuando aparecieron los ISRS, así como un aumento en los suicidios en esos grupos después de las advertencias de la FDA, que según estudios no aumentaron el monitoreo de pensamientos o conductas suicidas, pero sí redujeron la prescripción y otros tratamientos para la depresión.

“En los estudios más rigurosos sobre atención de salud mental, intentos de suicidio y muertes por suicidio, las advertencias de recuadro negro resultaron contraproducentes constantemente porque redujeron el cuidado médico y aumentaron todos los resultados adversos debido a un mayor estigma y miedo”, nos dijo Stephen Soumerai, profesor de medicina poblacional en el Harvard Pilgrim Health Care Institute, quien ha sido coautor de varios de esos estudios.

“En conjunto (es decir, sin seleccionar estudios individuales), los datos disponibles no muestran un mayor riesgo de suicidio ni de homicidio con los ISRS”, afirmó Appelbaum, de Columbia. “De hecho, si se observan las tasas de consumo de ISRS a nivel internacional, se observará que varios países con tasas superiores o equivalentes a las de EE. UU. no presentan una incidencia de tiroteos masivos similar a la nuestra. Sin embargo, en ninguno de ellos las armas de fuego son tan fácilmente accesibles como en EE. UU.”.

Traducción de Google Translate editada por Catalina Jaramillo.

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