Estados Unidos ha registrado un cuarto de millón de muertes por COVID-19, mostraron las últimas cifras el miércoles, y la tasa de mortalidad se ha acelerado en las últimas semanas a medida que los casos han aumentado en todo el país.

En Arizona al cierre de la edición se habían registrado más de 281,000 contagios y 6,320 muertes y los números del miércoles fueron de 3,206 nuevos casos y 53 decesos.

En las últimas cuatro semanas ha habido un aumento del 42 por ciento en el número de muertes, desde un promedio semanal de 821 por día a principios de octubre hasta el promedio de la semana pasada de 1,167 muertes por día; además el país lidera el mundo con 11.4 millones de infecciones.

Un año después de que se informara la primera infección en China, la gente esta muriendo en Estados Unidos a un ritmo no visto desde mediados de agosto, mientras la administración del presidente Donald Trump está más enfocada en disputar el resultado electoral que detener la pandemia, a medida que se acerca el invierno.

Con Moderna, ahora hay dos vacunas muy prometedoras, pero aún están a meses de su distribución generalizada; Pfizer se enviará para la aprobación regulatoria “en unos días” y el análisis final sugiere que el medicamento es incluso más eficaz de lo que se pensaba, se espera que 70 millones de dosis pudieran estar disponibles antes que termine el año, sobre todo para personal médico y primeros auxiliares.

Al momento, la Administración Federal de Drogas y Alimentos ha autorizado la primera prueba de Covid-19 diseñada para que los usuarios la lleven a casa y que proporciona resultados en una hora.

Ahí vamos ¡Otra vez!

Las cifras sombrías se acumulan a medida que Donald Trump sigue sin conceder la elección al presidente electo Joe Biden, quien declaró que ese bloqueo podría costar miles de vidas más, pues se les niega acceso a la información de la pandemia que actualmente está en manos del grupo de trabajo de la Casa Blanca, dirigido por el vicepresidente Mike Pence.

Y mucha de la información es terrible: el grupo de trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca advirtió que “ hay una amplia comunidad en expansión, agresiva e implacable en todo el país, que llega a la mayoría de los condados, sin evidencia de mejora, sino de un mayor deterioro”.

Además, el informe del grupo de trabajo advirtió que los esfuerzos actuales para detener la propagación “son inadecuados y deben aumentarse para aplanar la curva” y que las próximas vacaciones de Acción de Gracias tienen el potencial de “amplificar la transmisión considerablemente”.

Con tantos casos nuevos, los hospitales de todo el país, y los médicos que tratan la avalancha de nuevos pacientes, estaban llegando al límite, con dos semanas consecutivas presentando más de 100,000 contagios diarios, lo que en su momento pronosticó el doctor Anthony Fauci.

Los directores ejecutivos de la Asociación Estadounidense de Hospitales, la Asociación Médica Estadounidense y la Asociación Estadounidense de Enfermeras escribieron una carta al presidente Trump instando a su administración a “trabajar en estrecha colaboración con la transición de Biden”.

Con posibles cierres inminentes, las principales cadenas de supermercados del país han comenzado a limitar las compras en las tiendas y en línea de papel higiénico, artículos de limpieza, toallas de papel y otros productos básicos pandémicos para reducir el estrés en las cadenas de suministro.