En Estados Unidos la pandemia de COVID-19 ya cobró más de 304,000 vidas, más de 7,428 de ellas de arizonenses y mientras los contagios siguen aumentando de forma exponencial y los hospitales del estado están a su máxima capacidad, también llegó la esperanza con el primer lote de vacunas que empieza a aplicarse masivamente a partir de éste jueves.

Como se estipuló, los primeros en recibir la vacuna Pzifer que empezó a distribuirse desde el lunes en todo el país, serán los trabajadores de la salud y primeros auxiliares, la primera línea de defensa contra la pandemia que se ha visto seriamente afectada; igualmente, las comunidades más vulnerables y los trabajadores de la educación.

La aplicación de la vacuna comenzará en puntos estratégicos de los centros de población más grandes del estado, los condados de Maricopa y Pima; en Phoenix, el Coliseo de los Veteranos es uno de esos centros de vacunación.

Se esperaba que de un momento a otro sea autorizada la vacuna de Moderna, que según los científicos, ha resultado altamente efectiva y entre las novedades, también se aprobó una prueba casera que puede ser adquirida en cualquier farmacias para la detección del virus.

En tanto, las autoridades siguen llamando a mantener las precauciones ante la enorme alza de contagios y siguiendo el ejemplo de la ciudad de Tucson, el Condado de Pima, segundo más grande del estado, impuso un toque de queda que aplica desde las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana, por tiempo indefinido, hasta que las estadísticas desciendan.

Al cierre de la edición, la directora de Salud Pública del Condado de Pima, doctora Theresa Cullen, dio positivo en medio de un aparente brote de al menos 11 casos entre los empleados del Departamento de Salud.

“El plan es llevar la vacuna a todos los rincones de nuestro estado sin demora, comenzando por los trabajadores de la salud y las poblaciones vulnerables. La llegada de la vacuna marca un momento significativo en la lucha contra COVID-19, pero aún no estamos fuera de peligro. Debemos permanecer atentos y seguir siguiendo todas las precauciones de salud y seguridad recomendadas”, dijo el gobernador Doug Ducey.

La Universidad de Arizona será la encargada de almacenar hasta 1.5 millones de dosis en refrigeradores especiales que ya fueron instalados y son funcionales desde la semana pasada; el proceso de vacunación tiene varios retos, pues el tratamiento de Pfizer requiere de dos dosis para cada individuo.

“Nos enfrentamos al mayor desafío de salud pública de nuestra vida, y los estadounidenses dieron un paso al frente para llevar la vacuna a nuestras comunidades de manera rápida y eficiente. Esto es lo que mejor hace nuestra nación. Resolvemos problemas y hacemos las cosas”, dijo el gobernador.

La directora del Departamento de Servicios de Salud de Arizona, la doctora Cara Christ, también mostró alivio por la llegada de la vacuna COVID-19.

“Estamos encantados de ver la vacuna aquí en Arizona, el Departamento y el Grupo de Trabajo sobre Vacunas han estado trabajando durante meses para asegurarse de que se distribuya de manera eficiente en todo el estado”, señalo la directora estatal de Salud.