Desde un solitario y paranoico tirador que aterrorizó el Oeste del Valle, hasta el asesinato de una jovencita de sólo 17 años, el pasado fin de semana, la violencia con armas de fuego literalmente se ha disparado en los últimos meses, no solo en Phoenix o Arizona, sino en todo el país.
En tanto los políticos demócratas siguen sin poder establecer leyes que eviten que las armas caigan en las manos equivocadas, tras los bloqueos republicanos en aras de protección a la Segunda Enmienda y se anticipa un choque en el estado tras la implementación de una nueva ley santuario.
Y es que los funcionarios de la ciudad de Tucson planean ignorar la nueva ley que prohíbe a los gobiernos estatales y locales hacer cumplir ciertas regulaciones federales sobre armas, posiblemente estableciendo una pelea en los tribunales a medida que un número creciente de ciudades y condados en los Estados Unidos se declaran paraísos de armas de fuego similares.
La medida de la alcaldesa demócrata Regina Romero y el Concejo Municipal vuelve a poner a Tucson y al estado liderado por los republicanos en desacuerdo sobre cómo regular la venta y el uso de armas.
La ciudad del sur de Arizona ha intentado durante mucho tiempo hacer cumplir las leyes de armas más estrictas que las del estado, incluida la obligación de verificar los antecedentes de las armas compradas en propiedades de la ciudad y la destrucción de las armas de fuego incautadas.
A lo largo de los años, esas medidas han sido impugnadas después de que la Legislatura controlada por los republicanos promulgó leyes que prohíben las acciones.
La nueva acción se produjo después de que el gobernador republicano Doug Ducey firmara un proyecto de ley en abril declarando que Arizona es un llamado santuario de la Segunda Enmienda como respuesta a la elección del presidente Joe Biden, quien prometió promulgar regulaciones más estrictas sobre armas de fuego.
Un movimiento creciente de al menos 1,200 gobiernos locales se han declarado santuarios sobre armas desde 2018, pese que a los tiroteos masivos de alto perfil provocaron pedidos de regulaciones más estrictas.
Además de Arizona, un puñado de otras legislaturas, incluidas las de Kentucky, Tennessee y Wisconsin, se lanzaron a la idea este año cuando Biden asumió el cargo.
Violento fin de semana
La cruda realidad es que los tiroteos y la violencia con armas de fuego se incrementó a medida que las restricciones de la pandemia se han ido levantando; conocedores señalan que es una reacción a estrés que el aislamiento produjo en millones de personas.
Lo cierto es que durante la etapa de la pandemia y a raíz de la creciente ola de teorías de conspiración, la venta de armas aumentó exponencialmente en todo el país, durante los días de encierro y continúo tras el levantamiento de restricciones.
Según el Archivo de Violencia por Armas (GVA, por sus siglas en inglés) 233 personas murieron y 600 más resultaron heridas durante un período de 72 horas, el fin de semana del 4 de julio; fue el fin de semana más violento en los Estados Unidos en lo que va de año.
Aunque las cifras son inferiores a 2020, un año en el que los factores de estrés social de la pandemia culminaron en más de 300 muertes y 751 lesiones en el mismo período. El año pasado, durante el apogeo de la pandemia, las ciudades de todo el país se enfrentaban a un aumento de los delitos violentos al mismo tiempo que se enfrentaban a las demandas de reforma policial a raíz del asesinato de George Floyd, situaciones que aún continúan.
Tiroteos masivos
La violencia con armas de fuego se rastrea de formas muy diferentes, pero de acuerdo con la organización sin ánimo de lucro Gun Violence Archive un tiroteo masivo es aquel en el que se dispara a cuatro o más personas en el mismo lugar, excluyendo al tirador tan solo el pasado fin de semana se registraron 14 de ellos, para superar los 300 desde principios de 2021.
Y los tiroteos se están produciendo ahora en situaciones aleatorias y por innumerables motivos: en lugares de trabajo, fiestas en casa, reuniones al aire libre, esquinas e incluso en distritos de entretenimiento.
Y la mayoría de los asesinatos en Chicago ocurren en vecindarios predominantemente afroamericanos de bajos ingresos.
El último tiroteo masivo más mortífero fue el asesinato masivo de 23 personas en 2019 dentro de una tienda Walmart en El Paso, Texas; el atacante, que dijo que lo motivó el odio hacia los hispanos, aún se encuentra en la cárcel a la espera de un juicio.