El aún senador estatal demócrata Otoniel Navarrete enfrentará un juicio por cargos de comportamiento sexual inapropiado en contra de un menor de edad.
No bien acaba de salir de la cárcel bajo fianza para enfrentar sus audiencias en libertad cuando está circulando una carta firmada por una persona que se dice llamar Glbert Romero quien acusa a Navarrete de los mismos cargos.
A continuación reproducimos la carta, pero aclaramos que serán las autoridades competentes las que se encargar de determinar si Navarrete es culpable o inocente de los cargos que se le imputan.
“Muchos de ustedes que han visto destrozada su imagen por los abominables y supuestos actos de Navarrete, alguien en quien todos confiamos, respetamos y admiramos, lo siento. Pero necesita saber la verdad, y necesita hacer un inventario de en quién confía porque las señales de alerta siempre han estado ahí para aquellos que estén dispuestos a escuchar. Si es un líder en una organización, es su responsabilidad llamar al fuego cuando vea u huela humo. Es su responsabilidad creer en los sobrevivientes al pie de la letra a menos que se demuestre lo contrario.
Tengo mucho que decir sobre Navarrete. Seré breve por ahora, pero él me ha acosado sexualmente en varias ocasiones. Comportamientos que me hicieron sentir extremadamente inseguro, incómodo, objetivado y avergonzado en público frente a otros. Lo confronté años antes y le di la oportunidad de disculparse en vano: no necesita tu gracia o misericordia. Hasta el viernes, asumí que todas sus víctimas eran hombres adultos. Sí, hay, sin duda, más víctimas que lo han pasado mucho, mucho peor que yo, amigos a los que quiero profundamente y en los que confío. No puedo hablar por ellos y apoyo a todos los que hayan tenido estas experiencias con Navarrete.
He hecho sonar la alarma sobre su comportamiento en algunas ocasiones solo para encontrar respuestas como, “No es tan malo”. O, “Necesitas una mejor formación como organizador”. Esto viene de otros líderes respetados en el movimiento. Durante años me sentí agotado, culpable, no tomado en serio y no veía el sentido de tratar de obtener alguna responsabilidad. En última instancia, la responsabilidad recae únicamente en Navarrete.
No escribo estas palabras para llamar la atención o la simpatía. Los escribo porque son mi verdad y sé que hay otras víctimas ahí fuera. Los escribo porque pasé por años de terapia costosa para pasar de numerosos relatos de hombres que me maltrataban de una forma u otra. Siempre sospeché que mis experiencias con él fueron la punta del iceberg, pero no tenía idea de qué tan profundo era ese iceberg. Espero que otras víctimas encuentren la fuerza para presentarse, o al menos, sepan que no están solas.
Me siento profundamente por los niños que han sido perjudicados por sus presuntas acciones y espero que nuestro sistema de justicia cumpla con su deber de garantizar la rendición de cuentas. Espero que todas sus presuntas víctimas algún día encuentren curación, consuelo y justicia en cualquier forma que pueda tomar. Sigo siendo un firme creyente en la justicia restaurativa y la rehabilitación. Espero que podamos construir una sociedad que centre a los sobrevivientes y las víctimas y les brinde los recursos necesarios para vivir, prosperar y ser felices.
Gilbert Romero”