Desde noviembre de 2016 cuando fundó Solórzano Law Firm, el abogado Jonathan Solórzano ha dirigido su bufete jurídico guiado por los principios cristianos de no mentir, no robar y no faltar a la confianza de los clientes que acuden en busca de ayuda.
Sin necesidad de publicitarse con llamativos anuncios espectaculares (billboards), ni utilizar slogans publicitarios o frases “bonitas”, éste experto en leyes de origen hermosillense prefiere ser conocido por resultados y por las recomendaciones de sus clientes.
“Primero que nada gracias a Dios porque en pocos años hemos crecido bastante como bufete jurídico”, dijo Solórzano a PRENSA ARIZONA.
Añadió que en los casos de accidentes e inmigración, asuntos en los que se especializa su firma, las familias de Phoenix y todo Arizona buscan sus servicios por 3 razones específicas: “Por nuestros resultados efectivos, porque honestamente buscamos ayudar a la gente y porque llevamos los casos de principio a fin”.
Enfatizó que la gente acude a Solórzano Law Firm porque quieren resultados concretos y efectivos, además saben que de veras se les dará la ayuda que necesitan y ellos llevarán su caso hasta el final, no serán abandonados ni será transferido su caso a otros abogados.
Al comparar ciertas situaciones como cuando un capitán abandona el timón ante la tempestad, el licenciado Solórzano dijo: “Otras firmas solo se enfocan en el reclamo a la compañía aseguradora y si el caso se complica transfieren el caso a otros abogados, nosotros jamás hacemos eso, al contrario, le ponemos aún más empeño, nunca abandonamos el caso de nadie”.
Como David contra Goliat
Jonathan Solórzano dijo que son varios los casos y asuntos llevados exitosamente en su carrera como abogado desde que puso su bufete en el 2016; el que más le llena de orgullo es haber hecho ciudadanos a su padre y su abuelo ese mismo año.
Y comparó algunas de sus batallas legales a la lucha abismalmente desigual, que narra la Biblia, en la que el pequeño David le ganó al gigantesco Goliat con tan solo una honda como arma.
“Fueron casos de demandas contra las prisiones y los hospitales de Arizona y contra el estado mismo”, expuso el litigante pero sin dar más detalles por el compromiso de confidencialidad firmado ante la Corte por las partes involucradas,
También sin poder dar mayores datos por la misma razón, indicó que Solórzano Law Firm es de los muy pocos que ha tenido la “osadía” de enfrentar a los casi intocables jueces federales de Inmigración, y forzarlos a modificar alguna resolución.
Humanismo y compasión
Dos casos, uno de inmigración y otro de un accidente mortal, que muestran su gran calidad humanista y de compasión como abogado, compartió en la entrevista Jonathan Solórzano.
Ocurrió en Chandler en el 2018, cuando a una familia hispana de 4 integrantes viajando en su vehículo alguien los chocó; llegó la Policía, detectaron que el conductor y su esposa eran indocumentados, así que llamaron a Inmigración y se los llevaron al centro de detención de Eloy, mientras que a sus hijos de solo 8 y 10 años los recogió la Agencia de Protección al Menor (antes CPS, por sus siglas en inglés).
“Imagina el sufrimiento de esos padres al ser separados de sus hijos y el trauma de los niños viendo cómo se llevaban a sus padres como criminales, eso me partió el corazón”, narró el especialista en leyes.
Pero él y su personal se movilizaron de acuerdo a las leyes, logrando que sus clientes fueran liberados y reunidos con sus hijos en un tiempo récord de 3 días, cuando desafortunadamente suelen transcurrir hasta 4 semanas o más y ahora sus clientes hasta residencia permanente tienen.
El accidente fatal en referencia sucedió en 2021 en una carretera de Arizona; el auto de la víctima fue alcanzado por otra unidad compacta y lo prensó contra un tráiler.
La familia de la víctima recurrió a Solórzano Law Firm tras previamente consultar a otros abogados que les garantizaban una “solución” a medias, demandando a la aseguradora del automovilista que pegó por detrás; pero su sagacidad lo llevó a demandar también a la empresa del trailero, pues a realizar su propia investigación descubrieron que la unidad llevaba sobrecarga y, más grave aún, que quien manejaba no era él sino su primo y mintieron al decir a la Policía que él estaba al volante al ocurrir el percance.
“Lamentablemente una vida se perdió, pero su familia recibió una compensación millonaria, lo cual no hubiera ocurrido si no se hubiera demandado a la empresa de tráilers”, destacó.
Amplia preparación
De 38 años de edad y nacido en Hermosillo, Sonora, este prominente abogado es hijo de los empresarios José María Solórzano y Luz Elena Hyatt; tiene un hermano médico que es presidente de una importante cadena de hospitales y además tiene su propio consultorio en Tucson.
Emigró con su familia a Tucson a la edad de 15 años ytras concluir la High School ingresó a la Universidad de Arizona (U of A), de donde se recibió como Licenciado en Ciencias Políticas.
Siempre con el apoyo incondicional de sus señores padres, se trasladó al estado mexicano de Nuevo León para estudiar la carrera de Negocios Internacionales en el Tecnológico de Monterrey, cuyo título alcanzó exitosamente.
De regreso a Arizona y ya con 2 licenciaturas en su prolífica preparación académica, entró a la Facultad de Leyes de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), pero más tarde se transfirió a la prestigiosa Escuela de Leyes Arizona Summit (Arizona Summit Law School), con matriz en Phoenix, donde se graduó como Licenciado en Leyes en el 2015.
El deseo de servir
Jonathan Solórzano está felizmente casado con Cecilia; esperan a su primer bebé que nacerá en agosto y su compasión por los que sufren, recuerda, surgió en una ocasión (tenía 16 años) que acompañó a su padre a una cita con un abogado para consultarlo sobre un caso de un fraude del que habían sido víctimas y también para ver lo de su estatus migratorio, pero se llevó una gran decepción.
“Iba mi padre con un gran optimismo y esperanza, lo veía en sus ojos, pero al estar frente al abogado ni siquiera nos volteaba a ver, fue muy descortés y desatento, no nos trató bien; vi como cambio la mirada de mi padre, ya no estaba esa luz de esperanza; desde entonces le juré que cuando yo fuera abogado jamás trataría así a la gente, por eso en mi oficina siempre veo en los ojos de mis clientes, los ojos de mis padres. En mi oficina tratamos de dar un servicio de calidad, todo es un trabajo en equipo, no solo contraté a los mejores como profesionales sino también como seres humanos con compasión ante el sufrimiento”, expresó el profesional de leyes.