Iron Maiden no decepcionó a los amantes del heavy metal de la región
Oscar Ramos
El legendario Bruce Dickinson ya había prometido que la gira Legacy of The Beast sería la producción más espectacular de Iron Maiden y lo comprobó durante su visita al Talking Stick Resort Arena.
La réplica de un avión Spitfire, la mascota Eddie retando a un duelo de espadas a Dickinson, un Ícaro simulando volar cerca del sol y desplomarse, una gigantesca figura demoníaca, tres cambios de escenario, fuego y pirotecnia, enmarcaron la buena música de la legendaria banda del Reino Unido.
Y todo ese espectáculo fue simplemente valor agregado a la actuación de los abuelos del metal, que exhibieron en serio sus habilidades, desde la alineación a tres guitarras de Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers, hasta el poderoso ritmo del bajista Steve Harris y el baterista Nicko McBrain, al operístico tono de Dickinson.
Todo un teatro de metalero presentado con estilo por uno de los mejores líderes cuya voz se voz mantiene sorprendentemente bien a los 61 años.
“No tenemos nuevas canciones para ti esta noche, esta noche se trata del legado de la bestia”, dijo Dickinson, quien bromeó sobre cuánto tiempo han estado en los escenarios.
“Hemos estado alrededor por bastante tiempo ¿Sabes qué? Somos legítima y realmente viejos; somos tus abuelos de rock and roll”, dijo Dickinson.
El legendario vocalista metalero sabe cómo trabajar a la multitud que le respondió cantando cada una de sus canciones, desde “Aces High”, pasando por las legendarias “2 Minutes to Midnight”, “The Trooper”, “Revelations”, “For the Greater Good of God”, “Flight of Icarus”, “Fear of the Dark”, “The Number of the Beast”, “Iron Maiden”, “Hallowed Be Thy Name” y muchas otras, para despedirse con “Run to the Hills”.
Raven Age, con el guitarrista George Harris hijo del bajista de Iron Maiden, abrió el concierto y el grupo de jóvenes demostró traer el legado del heavy metal en las venas, por lo que fueron el complemento perfecto para calentar a la afición rockera de la Arizona y Sonora.
