Maritza L. Félix

Periodista

@MaritzaLFélix

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ARIZONA – Sacar a Donald Trump de la Casa Blanca podría ser tan o más difícil que conseguir por las buenas los fondos del muro fronterizo; son circunstancias complicadas y, por ende, llenas de especulaciones. Hay que aclararlo, no se destituye a un presidente ni se edifica una barda de la noche a la mañana; enfaticemos, no por que alguien quiera algo, lo conseguirá.

Esta semana la Cámara de Representantes inició un juicio político en contra del Presidente de los Estados Unidos, tras una serie de escándalos y presuntos abusos de poder; el más reciente, pedir la colaboración de Ucrania para investigar a su rival político, Joe Biden, a quien acusa de haber utilizado sus influencias para favorecer a su hijo. Esta fue la gota que derramó el vaso, pero en la mesa están sus negociaciones con Rusia y otras acusaciones tan o más graves que la de Ucrania.

Sin embargo, que la vocera Nancy Pelosi haya anunciado sus intenciones no remueve a Trump de la oficina de inmediato, de hecho es muy probable que el magnate republicano salga airoso –como casi siempre- de esta batalla política. ¿Por qué? Pues, porque en la Cámara de Representantes la presión la meten los demócratas, pero en el Senado son los republicanos los que llevan la mayoría… y para sacar a un presidente, el Senado es el que tiene la última palabra. Trump tiene el respaldo de su partido.

Pero es un primer paso. Esta es la tercera vez en la historia de Estados Unidos que se inicia un juicio político contra uno de sus presidentes: Andrew Johnson, en 1868; Richard Nixon, en 1974, y Bill Clinton, en 1999. Nixon renunció antes de que lo corrieran tras el escándalo del “Watergate”; Johnson y Clinton continuaron en sus cargos. Esto confirma que ningún presidente ha sido removido de su puesto; sacar a Trump sería histórico.

Sin embargo, para que el polémico mandatario haga sus maletas y sea escoltado afuera de la Casa Blanca sería imperante que ambas cámaras acuerden la destitución… y bien sabemos que les cuesta mucho a los dos partidos doblar el brazo. En caso de que esta posibilidad remota se materializara, sería el vicepresidente, Mike Pence en este caso, quien quedara al frente de esta nación en lo que se celebran las elecciones de 2020.

El presidente Trump, como era de esperarse, despotricó en cuanto se hizo el anuncio formal. Calificó este proceso como una “cacería de brujas” y enfatizó que solo a través de su liderazgo, Estados Unidos comienza a recobrar la gloria que –asegura- había perdido en administraciones anteriores. Está furioso, pero no miedoso. Está seguro de tener el respaldo de los republicanos en el Senado y, si no, tiene tiempo para conseguirlo. La investigación ordenada por la Cámara de Representantes puede prolongarse y el tiempo pasa volando. Quizá utilice este proceso para transformar las acusaciones en capital político; el electorado en Estados Unidos ha demostrado que puede ser impredecible y manipulable.

En esta, la era de Trump, nada está dicho.

Maritza L. Félix es una periodista, productora y escritora independiente galardonada con múltiples premios por sus trabajos de investigación periodística para prensa y televisión en México, Estados Unidos y Europa.