Los recientes sucesos de sangre han reabierto el debate sobre el control de las armas a nivel nacional, y Arizona no es la excepción, con al menos dos tiroteos masivos en la historia reciente.

El presidente de la Cámara de Representantes, Rusty Bowers, dijo que espera discutir una posible legislación para abordar el tema en la próxima sesión, mientras que el gobernador Doug Ducey ha propuesta la ley de “Bandera Roja”, que permite el retiro temporal de armas a personas potencialmente peligrosas.

La urgencia de acciones concretas para el control de armas, es evidente, sobre todo en Arizona, donde las propias autoridades han criticado la alarmante facilidad para obtenerlas y donde se han suscitado graves atentados.

Basta recordar que en el 2011, se registró en Tucson un atentado contra la congresista Gabrielle Giffords, y aunque ella fue herida, pero sobrevivió, seis personas murieron y más de una docena resultaron heridas cuando un hombre armado abrió fuego en un evento constitutivo.

Precisamente en busca de un mayor control de armas, el astronauta y comandante Mark Kelly, esposo de Giffords, lanzó su candidatura al senado federal en el 2020.

A finales de octubre del 2002, cuatro personas murieron tras un tiroteo en el Colegio de Enfermería de la Universidad de Arizona, cuando Robert Flores, un estudiante con problemas académicos y personales en su hogar, mató a tres miembros de la facultad, antes de suicidarse.

Pero no se necesita recurrir a la historia, este año, ha habido cinco tiroteos masivos en el estado, según datos compilados por investigadores Gun Violence Archive, con un saldo de 7 personas muertas y 21 heridas.

Gun Violence Archive define un tiroteo masivo como cualquier tiroteo que hiere o mata a más de cuatro personas, definición es generalmente aceptada entre las agencias de aplicación de la ley.

Algunos investigadores no cuentan los tiroteos relacionados con pandillas o debido a la violencia doméstica, pero según Mass Shooting Tracker, hubo 38 tiroteos masivos en Arizona entre 2013 y 2018, donde 80 personas murieron y 99 resultaron heridas.

El tiroteo masivo más mortal que ocurrió en Arizona este año tuvo lugar el 11 de abril, después que la policía de Phoenix solicitó retirar las armas de la casa de Austin Smith tras un incidente en el que estaba armado y gritó que la gente intentaba matarlo, según un informe de la República de Arizona.

Una semana después se las devolvieron, ya que no tenía órdenes de arresto pendientes y no era considerado un poseedor prohibido.

Cinco meses después, Smith disparó y mató a su esposa y a su hija de 5 años antes de matar a golpes a su hija de 7 años con un bate de béisbol.

Luego condujo a un complejo de apartamentos donde vivía su hermano, ya que estaba convencido de que había tenido una aventura con su esposa y cuando llegó, mató a un amigo de la familia antes de herir a otros dos.

Más tarde fue arrestado y su fianza se fijó en 2 millones.

Tiroteos

Los tiroteos masivos que tuvieron lugar este año en Arizona han sido diferentes a los que han llamado la atención de los legisladores durante el fin de semana, ya que ninguno de ellos fueron los ataques planificados previamente que el FBI ahora está considerando actos de terrorismo.

Dos de los incidentes ocurrieron en fiestas y otro que tuvo lugar cerca del centro de Phoenix ocurrió después de un altercado verbal, mientras que uno en Yuma se debió a que una persona se defendió de un grupo de personas que irrumpieron en su hogar.

Las muertes por armas de fuego en Arizona también han aumentado lentamente.

De 2014 a 2017, las muertes por armas de fuego en Arizona vieron un aumento del 22 por ciento, según el Centro para el Control de Enfermedades.

En 2017,  mil 134 personas fueron asesinadas por armas de fuego en Arizona, solo alrededor de 400 menos que el número de personas que murieron por sobredosis de drogas ese año.

Las muertes por armas de fuego fueron el décimo mayor asesino de arizonenses, solo tres menos que la enfermedad hepática.

Arizona ocupa el puesto 18 en la nación por su tasa de mortalidad por arma de fuego con 15.8 de cada 100 mil  muertes.